La tensión en el tránsito de la Ciudad de México y otras entidades del país provoca cada vez más explosiones de violencia que llegan, incluso, a ser mortales.
Claxonazos, agresiones verbales y físicas, con bats, palos, o hasta a balazos son parte de las reacciones de ira al volante.
Expertos en psicología y sociología plantean que el estrés, la irritabilidad, la intolerancia, así como el egocentrismo pueden detonar en un instante la pérdida de control en algunas personas, ocasionando desenlaces fatales.
Creo que las explosiones de ira particularmente de los conductores se deben a situaciones sociales y a situaciones personales, es decir, es un fenómeno psicosocial; sociales porque estamos en un país que desde el 2006 está en una continua expresión de violencia en muchos terrenos y hay algo así que se conoce como contagio emocional, a esto se suma el estrés de todos los días, el estrés que nos agobia derivado de presiones de trabajo, presiones económicas”.
Otro elemento importante tiene que ver con la irritabilidad, es una sociedad que de pronto está irritable y sobre todo en las urbes ¿por qué? porque justamente vivimos en un estrés, en una dinámica muy agitada, muy movida y tenemos poco tiempo para hacer muchas cosas y esto genera mucha irritabilidad en las personas y la irritabilidad siempre está unida a la frustración, decimos los psicólogos, de hecho, hay muchos estudios que de alguna manera están asociando el comportamiento violento de las personas con las frustraciones”, explicó Rogelio Flores Morales, doctor en Psicología de la UNAM
El especialista destacó además que se ha documentado, que las personas narcisistas y competitivas tienen mayor tendencia a perder el control en situaciones de tránsito
La conducción agresiva puede ser una reacción egocéntrica o una reacción de impaciencia ante ciertas situaciones, en particular, el tráfico; hay personas que pueden lidiar mejor o peor con esto, pero se dice que las personas que son muy individualistas, son más agresivas porque ellos quieren llegar primero, ellos quieren tener siempre la razón”, dijo.
Felipe Gaytán, especialista en sociología de la Universidad La Salle recordó que todos los seres humanos tenemos un nivel de neurosis, que en las grandes ciudades se incrementa, principalmente por la dinámica de tener que realizar largos traslados.
Y aquí lo curioso es que las personas empiezan a llevar en sus autos instrumentos para: o defenderse del otro o agredir al otro, y no refiero a armas, armas, es lo último que llevarían en el auto, muchos las llevan, pero lo que hemos visto es que llevan palos, llevan bates”, comentó.Entonces, a veces somos como pequeñas ollas de presión que en cualquier momento se abren y disparan o liberan el estrés, y hay veces que se libera de la peor manera, que en este caso es a través de los insultos, las agresiones, las peleas, el bajarse de un auto a discutir con el otro”.
El experto afirmó que las tensiones y conflictos en el espacio público se exacerbaron tras la pandemia de covid-19, luego de que la gente se dio cuenta que la aspiración de volverse mejores personas fue una simple utopía, frente lo que surgieron “sancionadores morales” que están reclamando al otro lo que creen que realizan de manera incorrecta.
Los conflictos de tránsito entonces se han vuelto más incisivos, así como las tensiones entre las personas en otros espacios públicos”, indicó.
Un estudio de la UNAM del 2019, en conductores de la Ciudad de México, encontró que los taxistas o microbuseros tienen 7.4% más posibilidades de incurrir en agresiones físicas o verbales en situaciones de tránsito, en comparación con el resto de los automovilistas.
De repente el volante sí te estresa, pero hay que controlar y tener paciencia”, reconoció Daniel, un taxista de la Ciudad de México quien se ha visto involucrado en peleas viales.
De golpes no pasa gracias a Dios, pero pues sí, de repente trato de evadir los problemas porque luego por tonterías uno pelea”, admitió.
Entre los hallazgos del estudio de la Universidad Nacional, se encuentran que las personas de entre 18 y 29 años de edad, tienen 5.7% más posibilidades de caer en conductas agresivas al volante, que las personas mayores de 50 años.
Yo creo que tiene que ver muchísimo con la tolerancia de cada persona, de los conductores tanto de bicis como de autos, la prudencia, porque no es lo mismo, la tolerancia de una persona que no es agresiva por así decirlo, a alguien que se siente más valiente por tener un arma blanca o un arma de fuego. A mí han llegado a insultarme y pues simplemente los ignoro, no me lo tomo personal porque como digo, la tolerancia y prudencia es de cada uno”, consideró Juan Ramón, un joven automovilista y ciclista.
Si bien las mujeres, de acuerdo con el estudio de la UNAM, tienen 5.2% más capacidad de adaptación ante un percance vial y expresan su enojo con palabras, la violencia vial no distingue género.
Me tocó que un chavo iba en su moto y una chica de una camioneta lo avienta, entonces, pues yo trato de decirle que se espere, pongo mi bici al frente de la camioneta para detenerla y ella le pasó encima y se dio a la fuga y este es un ejemplo en el cual a veces vemos la figura femenina como una persona de menor intensidad, que se puede controlar más y pues no, entonces ahí es donde uno se sorprende”, contó Darío, quien conduce moto y bici en la Ciudad de México.
Tenemos que reconocer que existe un problema, que hay un problema de salud mental en la convivencia en las calles y debería haber al menos una política pública que pudiera atender con ciertos esquemas de apoyo, de acompañamiento, pero también tiene que ver con la ley, es decir, muchas de las cosas que tú puedes hacer en la calle con tu auto se pueden hacer porque hay impunidad, entonces se necesitan estos incentivos negativos, multas, sanciones que nos ayuden a comprender que esto es un problema”, expuso el sociólogo Felipe Gaytán
Por su parte, el psicólogo Rogelio Flores consideró que en términos de ciudadanía las personas tienen cierta corresponsabilidad para acabar con esta problemática.
Como ciudadanos tenemos que aprender a controlar nuestros impulsos, sabemos que la interacción social nos puede gustar o no, pero tenemos que convivir en armonía, entonces tenemos que aprender a controlar impulsos, tenemos que aprender a gestionar emociones, este es un tema de psicoeducación que es soslayado en políticas públicas. Yo siempre he dicho que la salud mental es una prioridad nacional, pero se ve como el patito feo, siempre se concentran en la salud física”.
Yo entiendo que todos nos frustramos alguna vez, yo entiendo que perdemos de pronto los estribos, somos seres humanos, pero si nosotros tenemos capacidad de gestionar eso, los efectos negativos no solamente hacia nosotros, sino hacia los demás van a disminuir, debemos aprender a tener paciencia, inclusive empatía al momento de estar manejando”, concluyó.
Crédito: Excelsior