La Administración Federal de Aviación (FAA) está investigando la caída en picada de un avión de Southwest Airlines a menos de 100 metros del océano Pacífico durante un vuelo.
Un memorando distribuido a los pilotos de Southwest, obtenido por Bloomberg, dice que el Boeing 737 Max 8 se desplomó a una velocidad de mil metros por minuto frente a la costa de Hawai, acercándose a cientos de metros del océano antes de subir a un lugar seguro.
La noticia del incidente se produce después de que los investigadores dijeran que un Boeing 737 Max 8 operado por Southwest sufrió daños significativos tras realizar un “Dutch roll” durante un vuelo de Phoenix a Oakland en mayo.
La caída en picado frente a la costa de Hawai se produjo el 11 de abril, en medio de condiciones meteorológicas adversas. El avión volaba de Honolulú a Lihue cuando experimentó el rápido descenso, informó Bloomberg. Según los datos de un sitio web de seguimiento de vuelos, el descenso llevó al avión a unos 122 metros sobre el nivel del mar.
No hubo heridos. “Nada es más importante para Southwest que la Seguridad”, dijo la aerolínea en un comunicado facilitado a los medios de comunicación. “A través de nuestro robusto Sistema de Gestión de Seguridad, el evento se abordó adecuadamente, ya que siempre nos esforzamos por mejorar continuamente”.
En otro incidente, Bloomberg informó de que un Boeing 737 Max había sufrido daños en partes de su estructura después de realizar un “Dutch roll” durante un vuelo de Southwest Airlines en mayo.
El incidente se produjo cuando el avión volaba a 34 mil pies de altura de Arizona a California. Associated Press informó de que el avión aterrizó sin problemas, pero señaló que Southwest no notificó a la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) el vuelco ni los daños sufridos por el avión hasta el 7 de junio.
“Tras el suceso, SWA realizó tareas de mantenimiento en el avión y descubrió daños en los componentes estructurales”, declaró la NTSB.
Un “Dutch roll”, o vuelco holandés, se produce cuando la cola del avión se desliza de un lado a otro y el avión se balancea de forma que las alas ruedan hacia arriba y hacia abajo.
Según un informe de la FAA, se descubrieron daños “sustanciales” en una unidad que controla la potencia de reserva del timón del avión. No está claro qué desencadenó el incidente, el último en el que se ve implicado un Boeing 737 Max.
El pasado 13 de junio, el jefe de la FAA de Estados Unidos, Michael Whitaker, admitió que su organismo debería haber supervisado más de cerca al fabricante aeronáutico Boeing, que está en el punto de mira por diversos incidentes en sus aparatos.
Los Boeing 737 están en el centro de la polémica desde el 5 de enero, cuando uno de ellos, de la flota de Alaska Airlines, tuvo que volver a tierra en Oregn al perder en el aire un panel de la puerta de emergencia.
El incidente no causó víctimas mortales, pero la FAA dio a Boeing 90 días para presentar un plan para solucionar los problemas de calidad en la producción de sus aviones.
Esa hoja de ruta, presentada a finales de mayo, incluye según dijo entonces la propia empresa “grandes inversiones para ampliar y mejorar la capacitación” de la plantilla, la simplificación del proceso de fabricación y “la eliminación de los defectos en su origen”.
Ese mismo día la FAA avisó a Boeing de que no autorizará nuevos aumentos de producción más allá del cupo actual hasta que el plan de seguridad de la compañía aeronáutica se implemente de forma satisfactoria.
Crédito: El Universal Online