Científicos descubren una nueva criatura de 20 brazos en la Antártida
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La Antártida, territorio cubierto de hielo rodeado por el océano Antártico, ha revelado un nuevo misterio para la ciencia.
Científicos estadounidenses han anunciado el hallazgo de una criatura marina única en la revista científica ‘Invertebrate Systematics’. Este espécimen, denominado ‘Promachocrinus fragarius’, destaca por sus 20 brazos ramificados y una protuberancia en forma de fresa en su cuerpo, además de sobrevivir en una de las regiones más inexploradas por expertos.
Un descubrimiento fascinante en aguas profundas
Durante una expedición en el océano Antártico en 2022, los investigadores encontraron este miembro peculiar de la familia de los crinoideos, conocidos como plumas de mar o lirios de mar. Estos animales habitan a profundidades que oscilan entre 65 y 3,500 metros, flotando y desplazándose con sus largos brazos plumosos.
Características y hábitat de ‘Promachocrinus fragarius’
‘Promachocrinus fragarius’ es de color púrpura y rojizo, con brazos de hasta 20 centímetros de longitud. Utiliza sus brazos para alimentarse, liberando una sustancia pegajosa para capturar plancton y otros microorganismos marinos. Posee tentáculos llamados cirros con pequeñas garras en el extremo, que le permiten adherirse a rocas o al lecho marino.
Además de ‘Promachocrinus fragarius’, los científicos identificaron otras tres nuevas especies dentro del género ‘Promachocrinus’: P. unruhi, P. uskglassi y P. wattsorum, todas igualmente fascinantes por sus características únicas en el reino animal.
Este descubrimiento amplía nuestra comprensión de las especies en las profundidades antárticas y destaca la importancia de conservar la biodiversidad marina en todos los ecosistemas del mundo. Nos recuerda que nuestro planeta alberga una variedad asombrosa de formas de vida, cada una con un papel crucial en el equilibrio natural.
Cada forma de vida, incluyendo a las especies marinas como ‘Promachocrinus fragarius’, desempeña un papel crucial en el equilibrio natural de la Tierra.
Crédito: El Imparcial