La Libélula es un poema en forma de prosa de larga extensión por la poeta italiana Amelia Rosselli. Compuesto de un continuo flujo de pensamientos y reflexiones, el poema busca explorar temáticas religiosas, intelectuales, amorosas y de género a través de una continuación de pensamientos aparentemente desorganizados. La escritura de Rosselli fue por mucho tiempo, oculta bajo la sombra de sus contemporáneos dentro del modernismo europeo de los años 1940s, sin embargo, Pier Paolo Pasolini publicó por primera vez los poemas de Rosselli en 1946, llamándola una “escritora de lapsus”.
La Libélula puede ser descrita como una obra poética experimental: ya que no sigue los cánones establecidos de la poesía italiana con relación a la rima, métrica y extensión. En una traducción al español por Esperanza Ortega, el poema abarca alrededor de 30 páginas sin pausas o secciones. La interesante manera en la que La Libélula está escrita refleja de manera espectacular el flujo de pensamientos o meditaciones que plagaban a Rosselli a lo largo de su vida. Hija de exiliados anti-fascistas, Rosselli vio su vida como una refugiada política que buscaba encontrar un sentido de consciencia social más allá del mundo a su alrededor. A lo largo del poema, las reflexiones hacen referencia a un llamado a la divinidad que parece obsoleta: “Siento los gritos de los ángeles que me piden la piedad, donde nadie vela por ella ni la reconoce. Jesús que gritas. Jesús que escribes. Jesús que maldices. La lepra, mi úlcera de escribiente” (Rosselli 43). De esta manera, Rosselli incorpora el acto de escribir dentro de la narrativa del poema, como si una fuerza fuera de si empujara la pluma hacia la creación de estas líneas.
A lo largo del poema, Rosselli discute temas relacionados al existencialismo y nihilismo, desde una perspectiva metafórica que pone a la voz del poema a la deriva al igual que el poema mismo: “Yo no sé lo que busco. Una batalla naval. Un pez con la boca abierta. Un fardo pesado en exceso. Una luna roja que se despluma” (Rosselli 43), las imágenes empleadas para demostrar este monólogo interno frecuentemente son relacionadas a la naturaleza. Hay una parte animalesca dentro de la voz del poema, que sale a la luz al expresar miedo, tristeza, pasión o amor. De esta forma, hay otras figuras presentes en la pieza, que frecuentemente no tienen nombre, pero se refiere a ellas como “tu”, “el”, “el amigo”, etc. La ambigüedad en la descripción de estas figuras externas a la voz principal del poema añade un grado confesional a la pieza. De esta manera, es como si el lector fuese un intruso directamente en la mente de la voz del poema, donde esta no hay necesidad de dar contexto sobre las figuras que describe.
La Libélula es una pieza extraordinaria. Las páginas fluyen de la misma manera en la que la voz lo hace, dejando al lector hambriento por más una vez que cierra el libro. La brillante traducción de Esperanza Ortega para la editorial Sexto Piso, presenta una comparación lado a lado del poema originalmente en Italiano, y su traducción en español. Definitivamente un poema que se quedará debajo de la piel de muchos.
“Pero ningún odio preparo en mi cocina excepto la cansada bestia oculta. Y si el mar que fue aquella lejana bestia oculta me preguntara qué ha sido de mi deseo desmesurado, le respondería pero déjame tranquila, estoy más que harta de tus demoras” (Rosselli 11)
Bibliografía:
Rosselli, Amelia. “La Libélula” Sexto Piso. 2015.