El reciente lanzamiento de dos billetes en Venezuela, de 200 y 500 bolívares -el de más alto valor en circulación- (unos 5,4 dólares y 13,6 a la tasa oficial), supone una “actualización inflacionaria” del cono monetario, vigente desde la reconversión de 2021, la tercera en este siglo, según dijo a EFE Rodrigo Cabezas, ministro de Finanzas entre 2007 y 2008, bajo el entonces Gobierno de Hugo Chávez.
Con las nuevas piezas monetarias, que todavía no circulan de manera masiva, las autoridades tratan de “cubrir una parte de la pérdida del poder adquisitivo real” de los otros billetes, de “muy baja denominación” respecto a los precios, explicó el economista.
Pese a la estabilidad cambiaria y la desaceleración de la inflación -que cayó a un 0,7 % en julio-, es poco lo que un venezolano puede hacer con los billetes que ya existían, de 5, 10, 20, 50 y 100 bolívares (desde 0,1 hasta 2,7 dólares).
A juicio de Cabezas, la incorporación de ambas piezas demuestran el “fracaso monetario gigantesco” de la última reconversión -puesta en marcha en octubre de 2021-, que eliminó seis ceros al bolívar.
Los conos monetarios, tras entrar en vigencia, “deberían durar una década, dos”, pero el más reciente en Venezuela “ha durado tres años”, como consecuencia de “la inflación y la política monetaria”, señaló.
La reconversión de 2021 se sumó a las implementadas en 2008 y en 2018, con las que se ha suprimido un total de 14 ceros al bolívar.
En el anuncio, el Banco Central (BCV) explicó que ambos billetes tienen el objetivo de “cumplir con los requerimientos de la economía nacional”, sin dar más detalles de esta medida, anunciada cuando el país vive una crisis política tras la controvertida reelección del presidente Nicolás Maduro en los comicios del 28 de julio, lo que la oposición mayoritaria denuncia como “fraude”.
En todo caso, se trata de una nueva medida que reafirma un problema de vieja data en el país: el bajo poder de compra del efectivo en moneda local, usado, principalmente, en pagos pequeños o para cancelar centavos de una compra en divisas.
“No alcanzan, no sirven”, dijeron a EFE Raquel Tovar, de 24 años, y Jeannet Carabaño, de 49, vendedoras de pequeños rollos de canela (dos a un dólar) y cigarrillos en una esquina de un sector de Caracas, en referencia a los bolívares en efectivo, que sirven para “cosas pequeñas”, mientras que “la mayoría de las cosas grandes se compran con dólares”.
Carabaño, que en abril retornó a Venezuela tras cinco años en Ecuador, calcula que el billete de 500 bolívares -que cuadruplica el anterior de mayor valor- le alcanzará para “comprar dos kilos de carne”, que dice conseguir a 6 dólares cada uno. Y apenas le sobran 1,6 dólares.
Edwin Álvarez, un vendedor de 27 años en una panadería en Caracas, también dijo a EFE que los billetes en moneda nacional se usan, sobre todo, para “cosas mínimas”, como un pan, que cuesta 15 bolívares, o un café, en “un dólar (unos 36,5 bolívares)” el pequeño.
Según Cabezas, hay “graves fallas” en “la conducción” del BCV, al que no considera “capaz de garantizar el efectivo que requiere la economía”.
Indicó que “en los años 80, en los años 90 y en las dos primeras décadas de este siglo”, el efectivo representó entre un 12 % y un 14 % del total de la liquidez monetaria del país, y hoy un 3,7 %.
“Somos un caso único en América Latina, casi nadie tiene ese nivel, y por supuesto, esto coadyuva a que el bolívar pierda su capacidad de ser la moneda nacional de transacciones y favorece la dolarización transaccional”, agregó el exministro.
Los cuatro años que vivió Venezuela en hiperinflación, hasta 2021, impulsaron el uso del dólar estadounidense en pagos y para fijar precios, incluyendo el de la gasolina, a 0,50 el litro.
Francisco Valentín, de 58 años, encargado de una venta de jugos naturales en otra zona caraqueña, dijo a EFE que la mayoría de los clientes paga con tarjeta, en lugar de bolívares en efectivo.
El comerciante espera que las nuevas piezas, que solo ha visto “por la prensa”, simplifiquen algunas transacciones y la entrega del cambio.