“Quiero ir, pero antes hay cosas que resolver”
El papa Francisco alejó este viernes la posibilidad del viajar a Argentina por el momento, “porque hay cosas que resolver antes”, según declaró durante la rueda de prensa en el avión de regreso de su gira por Asia y Oceanía.
“Lo de Argentina es algo que no está no decidido. Yo querría ir. Es mi pueblo, pero no está decidido. Hay varias coas que resolver antes”, zanjó el papa a la pregunta de un viaje a su país.
Por otra parte, sí confirmó que está pensando en ir a Canarias (España) por la crisis migratoria que viven las islas y mostrar su “cercanía a los gobernantes y al pueblo”, al ser interrogado sobre un posible viaje al archipiélago, por ejemplo, como escala en un hipotético viaje a Argentina,
Una de las opciones que se barajaba era que la visita a Canarias sea una escala en su viaje hacia Argentina, ya que el propio pontífice, de 87 años, ha confirmado que quiere desplazarse a su país, aunque hoy cobró más fuerza que se tratará de un viaje independiente.
A principios de año, Francisco había explicado que tras el viaje que quería hacer a Asía (en principio programado para agosto ) se haría el de Argentina, donde no ha regresado desde su elección como papa en 2013.
Una hipótesis que también confirmó el pontífice a un programa televisivo italiano: “Sí me preocupa porque la gente está sufriendo mucho allí, es un momento difícil del país y se está planeando la posibilidad de hacer un viaje en la segunda mitad del año”.
También confirmó que no irá a París para la inauguración de la catedral de Notre Dame, reestructurada tras el incendio de 2019.
“Ir a China es mi ilusión”
Por otro lado, aseguró que ir a China es su “ilusión”. “Yo quiero ir a China, yo admiro a China y la respeto. Es una cultura milenaria y con una capacidad de diálogo y de entenderse que van más allá de los diferentes sistemas democráticos (o no) que ha tenido”.
“China es una promesa y una esperanza para la Iglesia”, agregó.
Y se mostró satisfecho por el acuerdo que firmó el Vaticano con las autoridades chinas en 2018 (y que ha sido renovado en dos ocasiones) para el nombramiento de los obispos, antes sólo en manos del Gobierno de Pekín y que habían creado una Iglesia oficial y otra clandestina, y consideró que se “trabaja con buena voluntad”.