Irán ha reiterado su apoyo a su aliado Hizbulá desde que Israel comenzó una intensa campaña de bombardeos en el Líbano, pero ha optado hasta ahora por la “contención” y no ha socorrido a la milicia para evitar una guerra directa con el Estado judío.
La República Islámica de Irán trata de evitar un conflicto directo con Tel Aviv porque “ningún Estado quiere autodestruirse” y considera que Hizbulá puede defenderse, por lo que apuesta por su política a largo plazo de debilitar a Israel a través de sus aliados, explicaron analistas a EFE.
Israel comenzó el lunes una campaña de bombardeos contra el Líbano que ha causado más de 700 muertos y el desplazamiento de 90.000 libaneses y se prepara para una posible incursión terrestre del país árabe.
Los bombardeos estuvieron precedidos por explosiones de dispositivos de comunicación en manos de miembros de Hizbulá que causaron 37 muertos, en unos ataques atribuidos a Israel en los que resultó herido de levedad el embajador iraní en Líbano, Mojtaba Amani.
Teherán ha condenado en todos los términos posibles las acciones israelíes -“han cruzado las líneas rojas”, “barbarie”, “asesinatos en masa”- y ha recalcado una y otra vez su apoyo al grupo chií, su aliado más importante y al que respalda desde su fundación en los años 80.
El ministro iraní de Exteriores, Abás Araqchí, aseguró ante el Consejo de Seguridad de la ONU que su país apoya “firmemente” al Líbano y subrayó la “tremenda paciencia y contención” de Teherán.
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, fue aún más claro.
“No queremos luchar. Es Israel el que quiere arrastrar a todos a una guerra y desestabilizar la región. Nos están arrastrando a un punto al que no deseamos llegar”, dijo el mandatario a periodistas en Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de la ONU.
La nota discordante vino de la Guardia Revolucionaria iraní que prometió “una aplastante respuesta” por el ataque con los dispositivos de comunicación.
El iranólogo Raffaele Mauriello considera que Irán no quiere una guerra directa porque “no está en su interés, ni en su estrategia”.
“Su Ejército, y me refiero en particular a los Guardianes de la Revolución, no está organizado para guerras directas”, dice Mauriello, profesor en la Universidad Allame Tabatabaí de Teherán.
El analista considera que un ataque directo con misiles como el del pasado abril, que fue una respuesta a la muerte de siete miembros de la Guardia Revolucionaria en el consulado iraní en Siria, “no serviría para nada, porque ya lo han hecho una vez”.
Un conflicto directo con Israel arrastraría además muy probablemente a Estados Unidos, mientras que regiones periféricas del país, como el Kurdistán y Sistán y Baluchistán, podrían usar la oportunidad para levantarse.
“Ningún Estado quiere autodestruirse”, resume el analista, en referencia a la posición iraní.
En lugar de ello, Teherán continuará con su estrategia de debilitar a Israel con los picotazos del llamado ‘Eje de la Resistencia’, la alianza informal antiisraelí liderada por Irán y formada además de por Hizbulá por los palestinos de Hamás, los hutíes del Yemen y milicias iraquíes.
“La política de largo plazo de Irán es que Israel se derrumbe, se autoderrumbe”, dice Mauriello.
Un punto de vista con el que coincide el analista Gregory Brew del ‘think tank’ Eurasia Group.
“Como siempre, Irán juega a largo plazo. Pérdidas de Hizbulá, e incluso una humillante retirada, puede ser valer la pena si eso aísla aún más a Israel”, dijo Brew en X.
“Por lo menos, ayuda a equilibrar los inmensos riesgos de verse arrastrado a una guerra más amplia”, añadió.
De hecho, Irán aún no ha respondido al asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán a finales de julio, durante la toma de posesión de Pezeshkian, y que se atribuyó a Israel.
Desde Teherán se considera además que Hizbulá se puede defender aunque sufra fuertes daños.
El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, afirmó esta semana que los duros golpes sufridos por el grupo libanés no son suficientes para “arrodillarlo” ya que la “fortaleza de organización y los recursos humanos de Hizbolá son muy fuertes”, un sentimiento que han expresado otras autoridades iraníes.
“Hizbulá es victorioso”, dijo la máxima autoridad del país persa.