La Biblioteca Vaticana, una de las más antiguas del mundo, se refuerza como “espacio de diplomacia cultural”. Su vasta colección de documentos árabes e islámicos sirve para estrechar los lazos del Vaticano con Arabia Saudí, país con el que no tiene relaciones diplomáticas, pero con el que ahora hay un acercamiento, asegura a EFE su bibliotecario jefe, Angelo Zani.
Con decenas de miles de textos antiguos o 1,6 millones de libros de gran valor histórico, esta institución en el corazón de la Ciudad del Vaticano fundada en el siglo XV no tiene solo una función académica o cultural, sino que estos años le ha servido a la Santa Sede para “abrir puertas” con Estados con los que no tenía vínculos formales, como fue el caso China hace unos años.
El Gobierno saudí invitó hace poco a la ‘biblioteca del papa’ a participar en la Bienal de Artes Islámicas del próximo enero que celebrará en Yeda, lo que muestra una sintonía que podría ayudar a una normalización futura de las relaciones con el Estado saudí, uno de los pocos países con los que el Vaticano aún no las ha formalizado.
“Es la primera vez que se establece este lazo de colaboración con Arabia Saudí”, un país que busca “un diálogo constante” con el Vaticano y que “está comenzando” por vías como la cultura, dice el bibliotecario en una entrevista con EFE en su despacho, donde destaca que la institución tiene miles de textos islámicos que han ayudado a “establecer contactos con el mundo árabe” en los últimos años.
“La biblioteca es un lugar de diplomacia cultural, tiene esta proyección”, remarca Zani.
Las relaciones exteriores del Vaticano se gestionan desde la Secretaría de Estado, pero órganos como la biblioteca contribuyen a su proyección “desde el punto de vista cultural”, pues “tiene un patrimonio abierto a todos”.
El bibliotecario jefe será uno de los miembros de la delegación vaticana que acudirá en enero a la Bienal en Arabia Saudí, donde prevé reunirse también con altos cargos.
Según Zani, la clase dirigente en torno al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, busca cosechar vínculos con el Vaticano como “puente” para “abrir horizontes con Occidente”.
Riad, que “es crítico con Occidente por sus valores y su secularización”, ve a la Santa Sede como un nexo de unión por albergar una cierta “base de valores comunes” y tiene la “intención de dialogar con la Iglesia católica” a través de “los valores culturales”.
“Es un proceso cultural de conocimiento y respeto recíproco” entre ambas partes, añade.
Zani explica que hay contactos entre ambos Estados desde hace tiempo y que “la formalización final de relaciones dependerá de otros procesos”, pero tiene claro que el vínculo actual a través de la biblioteca “abre posibilidades para un diálogo interreligioso” más profundo.
“La voluntad de colaborar mutuamente es muy clara desde la parte saudí como la nuestra. Es obvio que hay diferencias”, pero “nosotros trabajamos para abrir todos los canales posibles de diálogo”, alega, antes de concluir: “Hay un proceso de cambio propio del actual momento histórico” y la Santa Sede “no se puede echar atrás”.
Durante su pontificado, Francisco ha insistido en tender puentes con el mundo islámico y fue el primer papa en viajar a la península arábiga, donde visitó Emiratos Árabes Unidos y Baréin, con quién el Vaticano sí tiene relaciones diplomáticas oficiales.
Aparte de con el Estado saudí, cuna la Meca y de la tradición islámica, la Santa Sede tampoco tiene relaciones diplomáticas con otros países como Afganistán, Bután, China, Corea del Norte o Maldivas, mientras que en febrero de 2023 estableció lazos plenos con Omán, país islámico fronterizo con Arabia Saudí .