“Cuando Despierta el Tacto” de Amparo Dávila

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            Perfil de Soledades es un poemario por la autora mexicana Amparo Dávila, publicado originalmente en 1954 en San Luis Potosí. Reconocida principalmente por su prosa y cuentos, como “El Huésped” y “Moisés y Gaspar”, Amparo Dávila llevó una carrera prolífica durante su vida entera, produciendo particularmente antologías, y escribiendo poesía simplemente como un pasatiempo. En una entrevista en 1966, Dávila discute su relación con la poesía: “Tenía un poco más de ocho años cuando comencé a escribir pequeños poemas, los cuales nunca mostré a nadie, no sé si por timidez o por sentir que era algo demasiado íntimo, una especie de confesión que debía permanecer oculta, y mostrarla era como desnudarse en público” (Dávila 1966).Esta perspectiva de la poesía como forma literaria inherentemente personal refleja el movimiento modernista de principios de los 1900s, cuando se comenzó a desarrollar la idea de la “persona poética”, que se refiere a un distanciamiento entre la voz del autor, y la voz que habla en el poema. Lo poético es inherentemente una reflexión de la voz que el autor decide ponerse, como un disfraz, en esa pieza en particular. La voz poética de Dávila se hace presente también en su prosa; ya que a pesar de que estos textos son historias, el lenguaje es utilizado de una manera musical y simbólica.

            Esta característica voz poética se hace presente de una manera tangible en el poema “Cuando Despierta el Tacto”: en el cuál, Dávila describe imágenes relacionadas con los sentidos de la vista, el oído, y el gusto que poco a poco se amalgaman para poder despertar el tacto. El tacto se descubre a través de viñetas sobre ciudades, objetos, afectos, y metáforas que demuestran el paso del tiempo en frente de los ojos de la voz del poema. Poco a poco, la voz va moviéndose a través de lo subjetivo hacia ideas concretas sobre pertenecer y habitar un lugar, o un cuerpo. La última estrofa enfatiza la permanencia de la voz en el lugar que habita y que experimenta a través de los sentidos, los colores y principalmente el tacto en relación con cosas que no necesariamente podemos tocar. La voz de Amparo Dávila continúa siendo una de las más inquietantes y hermosas de la literatura mexicana del último siglo.

Cuando Despierta el Tacto

“Cuando despierta el tacto

y se alarga el infinito 

en el tiempo suspendido,

cuando cada poro

es como tentáculo ávido

de sensaciones, de color,

de sonidos precisos;

cuando las imágenes desleídas

vuelven otra vez, habitadas,

y cruzan en procesión

por el abierto escenario:

Pasan ciudades bajo la niebla,

oscuros pueblos cerrados,

sombrías ventanas húmedas;

pasan máscaras, muñecas rotas,

lentos desenterrados sin rumbo,

lágrimas secas y oscuras sonrisas,

apenas entreabiertas;

Siguen pasando:

mutiladas estatuas,

fragmentos de luna,

esqueletos rosas,

amarillos papeles con olor,

a despedida, a clausuradas esperanzas;

Pasan también en agobio

los lejanos horizontes del sueño

y caminos y mares

y mundos imposibles.

Hay cadenas que detienen, 

raíces que se aferran

a la tierra que las sustenta

como el hijo a la madre,

y se ahondan, se alargan en el origen

definiendo posiciones:

—Esta es mi casa—

la tierra atormentada;

en mi sustancia, el barro desolado,

el sueño y el agua,

la ceniza y el fuego.” (Dávila 1954)

Bibliografía:

Dávila, Amparo (1966), Los narradores ante el público, México, Joaquín Mortiz,  p. 131 [Lectura de escritores realizada en el INBA entre el 10 de junio y el 11 de noviembre de 1965].

Dávila, Amparo. Perfil de Soledades, Talleres Linotipográficos “El Troquel”, San Luis Potosí, 1954.

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