Descubren una fortaleza romana de más de mil años

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Desde hace más de diez mil años, la región de Hasankeyf, en el sureste de Turquía, ha sido hogar de múltiples civilizaciones, desde los asirios hasta los otomanos, que encontraron en sus tierras fértiles y en el valle del río Tigris un lugar estratégico. Recientemente, un equipo de arqueólogos halló los restos de una fortaleza romana de 1,600 años de antigüedad, construida durante el reinado de Constancio II, emperador de Roma. Este descubrimiento no solo destaca por su antigüedad, sino por su localización: el área había quedado sumergida bajo las aguas del embalse de la presa de Ilısu y ahora emerge para revelar fragmentos de un pasado imperial.

Esta fortaleza, conocida por los romanos como Cepha, se construyó como parte de una estrategia defensiva contra el Imperio Persa sasánida, consolidando el dominio romano en una región de constante disputa. La elección de Hasankeyf como enclave militar no fue casual; su ubicación permitía controlar rutas comerciales y, a su vez, ofrecía una defensa natural gracias a sus acantilados y colinas, características que la hicieron esencial en la frontera oriental de Roma. Así, Cepha no solo fue una fortaleza, sino un símbolo de poder en un cruce de caminos culturales y comerciales.

Técnica de construcción y hallazgos arqueológicos
Uno de los aspectos más impresionantes del descubrimiento es la técnica de construcción romana llamada opus isodomum, que emplea bloques de piedra de gran tamaño colocados con precisión milimétrica. Zekai Erdal, director de las excavaciones y profesor en la Universidad de Mardin Artuklu, señaló que el uso de esta técnica en una provincia tan lejana evidencia la importancia de Cepha para Roma. A pesar de la inundación del sitio, los bloques de piedra que formaban la fortaleza han resistido, confirmando la habilidad constructiva y la visión estratégica del Imperio Romano.

Además de la estructura, los arqueólogos han encontrado cerámicas y objetos de metal de diversas épocas, como la islámica y otomana, lo que indica que Hasankeyf fue ocupada de forma continua y adoptada por culturas sucesivas. Estos vestigios no solo dan una idea de la vida militar, sino también de una comunidad civil que cohabitó con los soldados romanos en los bordes del imperio, comerciando y abasteciendo la fortaleza.

Conservación y desafíos frente a la modernidad
La historia de Hasankeyf enfrenta hoy un reto importante: la expansión de proyectos hidráulicos, como la presa de Ilısu, que inundó gran parte de la ciudad antigua en 2018. Aunque se trasladaron monumentos al aire libre en un intento de preservación, áreas elevadas como Cepha permanecen accesibles, permitiendo a los arqueólogos estudiar estas estructuras antes de que el tiempo y el agua las borren. Equipos especializados han adaptado sus métodos para rescatar cada pieza y preservar un legado que, de otro modo, se perdería para siempre.

Este trabajo de recuperación es crucial no solo para Turquía, sino para la comprensión de cómo Roma consolidó su presencia en territorios remotos. La fortaleza de Cepha y los artefactos encontrados sirven como recordatorio de la compleja red cultural y militar que sustentó el imperio, desafiando tanto el paso del tiempo como las intervenciones humanas.

Crédito: El Imparcial

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