Así se vive en la ciudad más contaminada del mundo

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Una de cada dos personas en las calles de Lahore, capital de la provincia paquistaní de Punjab, tose o se queja de dolor de garganta mientras realiza sus tareas cotidianas, con escasas opciones de impedir que las partículas tóxicas bajen a sus pulmones al respirar el aire de la ciudad más contaminada del mundo.

“Al salir a la calle se ve a la gente tosiendo o con picores en la garganta, lo que no ocurre en otros meses del año”, aseguró a EFE un residente de Lahore, Ahsan Qureshi.

Los hospitales y clínicas de Pakistán se han inundado de pacientes que sufren los efectos de la contaminación, y las autoridades sanitarias afirman que cientos de ellos han sido tratados por dolencias respiratorias en los distritos afectados por la niebla tóxica.

“No sabemos el número exacto, ya que la mayoría de los pacientes que han acudido a recibir tratamiento padecían enfermedades respiratorias antes de que empezara la niebla tóxica, por lo que no podemos decir cuánta gente se ha visto afectada por el nuevo esmog”, dijo a EFE el portavoz del ministerio de Sanidad de Punjab, Maqbool Malik.

Según IQAir, un grupo suizo que mide los niveles de calidad del aire, el Índice de Calidad del Aire (ICA) Lahore y otras partes de Punjab han superado varias veces el listón de los 1.000 ICA en los último días. Por encima de los 300 es considerado “peligroso” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En medio de la emergencia sanitaria, el Gobierno provincial prohibió el uso de generadores comerciales y de motocicletas y ‘rickshaws’ de dos tiempos (un tipo de motor de combustión interna). Además se han cerrado las escuelas, los parques públicos e infantiles, los zoológicos y los museos de las principales ciudades hasta el 17 de noviembre.

“Estos días hay alrededor de un 50 % menos de gente en las carreteras y calles de Lahore a causa del esmog”, añadió Malik.

Tampoco es posible realizar actividades al aire libre, incluidos eventos deportivos, exposiciones, festivales y cenas en las terrazas de los restaurantes en varios distritos, incluido Lahore.

Los mercados, tiendas y centros comerciales deben cerrar a las ocho de la tarde, con excepciones para farmacias, gasolineras y tiendas de alimentos esenciales y productos médicos.

Asimismo, el Gobierno ordenó a la mitad del personal de las oficinas públicas y privadas trabajar desde casa para reducir el tráfico, mientras puso en marcha la creación de una ‘sala de operaciones contra el esmog’ para tratar los problemas relacionados con el aire tóxico, e hizo obligatorio el uso de mascarilla.

Tras el covid-19, la venta de mascarillas ha vuelto a aumentar en la ciudad. Sin embargo, la tendencia a llevársela puesta sigue siendo muy baja, según el funcionario.

“Creo que sólo el 30 % de la gente lleva mascarilla, lo que significa que el resto de la población está expuesta”, dijo Malik.

Desde hace varios días, los lahoríes están confinados en sus casas a menos que sea necesario salir, lo que hace que no sientan mucha diferencia entre el día y la noche, con días grises bajo el espeso manto de toxinas.

“Llevamos muchos días sin ver el sol, pero si se ve un poco en algún momento, es rojo”, dijo a EFE una mujer de 77 años, Martha Lal.

Varias personas de su zona, incluida ella misma, tienen problemas de garganta y tos, y algunas no van al médico por miedo a que entre más aire tóxico.

Desde 2017, los habitantes de Lahore están acostumbrados al fenómeno de la niebla tóxica, pero esta vez la gravedad no tiene parangón.

La Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA) declaró este martes que se espera que las condiciones de niebla tóxica en la provincia de Punjab persistan durante los meses de noviembre y diciembre.

La NDMA hizo hincapié en que “la causa de la niebla tóxica incluye emisiones procedentes de la quema de rastrojos, compuestos orgánicos volátiles y óxidos de nitrógeno, así como ozono a nivel de superficie y partículas como PM 10 y PM 2.5 (las más peligrosas para la salud)”.

Cuando se inhalan, las PM 2.5 penetran profundamente en el tejido pulmonar, donde pueden entrar en el torrente sanguíneo y causar asma, enfermedades cardíacas y pulmonares, cáncer u otras enfermedades respiratorias.

El sur de Asia, sobre todo la India y Pakistán, se ve envuelto cada invierno en una intensa contaminación. Según un estudio de 2023, la contaminación puede reducir en más de cinco años la esperanza de vida de la población de la región.

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