Las autoridades de Singapur ejecutaron este viernes a un preso que llevaba 14 años en el corredor de la muerte, el periodo más largo del que se tiene registro en la isla, y que fue condenado a la pena capital por traficar con heroína, según la oenegé local Transformative Justice Collective (TJC).
Rosman bin Abdullah, singapurense de 55 años, fue ejecutado a primera hora del viernes, según TJC, que presiona para abolir la pena capital en la ciudad-Estado asiática.
El reo, condenado a muerte desde 2010 por traficar con 57,43 gramos de heroína, había apelado la sentencia en febrero de 2022 al Tribunal Superior, recurso que fue denegado en marzo de ese mismo año.
Expertos de la ONU en derechos humanos, entre ellos el relator de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Morris Tidball-Binz, instaron el miércoles al Gobierno de Singapur a detener la ejecución anunciada esta semana.
“Recurrir a este tipo de castigo para prevenir el tráfico de drogas no sólo es ilegal según el derecho internacional, sino que además es ineficaz, ya que no existen pruebas convincentes de que la pena de muerte contribuya más que cualquier otro castigo a frenar o prevenir el narcotráfico”, añadieron.
El pasado viernes, las autoridades ejecutaron a un malasio de 39 años con una discapacidad intelectual diagnosticada y a un singapurense de 53 años, ambos condenados por delitos de drogas.
La de hoy supone la séptima ejecución en el país en lo que va de año.
La isla tiene unas de las leyes anti narcóticos más draconianas del mundo, contemplando la pena de muerte en casos de narcotráfico de más de 500 gramos de tráfico de marihuana y de un mínimo de 15 gramos de heroína.
Tras un parón de las ejecuciones durante dos años por la pandemia de covid-19, Singapur batió récords en 2022 ejecutando en pocos meses a once presos, incluyendo un traficante de heroína con discapacidad intelectual. La isla suele emplear la horca para las ejecuciones.