La historia personal de Anni-Frid Lyngstad, mejor conocida como Frida, cantante de ABBA, está marcada por uno de los capítulos más oscuros de la Segunda Guerra Mundial. Nacida el 15 de noviembre de 1945, Frida fue una de las miles de víctimas colaterales del programa Lebensborn, una iniciativa nazi para expandir la raza aria. Aunque ella no formó parte oficial de este programa, su origen la colocó en el mismo estigma que a otros miles de niños conocidos como Tyskerbarnas o “niños alemanes”.
¿Qué fue el programa Lebensborn?
El programa Lebensborn, que significa “fuente de vida” en alemán, fue creado en 1935 por Heinrich Himmler, líder de la SS. Este proyecto buscaba promover la “pureza racial” a través de la reproducción entre mujeres consideradas “racialmente valiosas” y soldados alemanes. En Noruega, el programa tuvo especial fuerza debido a que los nazis consideraban a los nórdicos como el modelo ideal de la raza aria.
Las mujeres participantes eran apoyadas con hogares de maternidad y asistencia financiera, y los niños nacidos bajo este esquema podían ser entregados a adopción o criados en instituciones controladas por el régimen. Sin embargo, el fin de la guerra dejó a estas madres y sus hijos enfrentando el desprecio y la discriminación de una sociedad que los veía como símbolos del nazismo.
Synni Lyngstad, madre de Frida, no fue parte del Lebensborn, pero su historia con el sargento alemán Alfred Haase marcó sus vidas. Synni, de 16 años, conoció al soldado durante la ocupación nazi en Noruega, y ambos vivieron un romance que culminó en el embarazo de Synni. Tras la retirada de las tropas alemanas en 1945, Haase regresó a su país creyendo que Synni había muerto en el hundimiento de un barco, sin saber que tenía una hija en camino.
La llegada de Frida al mundo fue recibida con hostilidad en su comunidad. Los rumores de que Synni había “traicionado” a su país por interés económico las obligaron a huir a Suecia. Dos años después, Synni falleció por insuficiencia renal, dejando a Frida al cuidado de su abuela.
La posguerra fue especialmente cruel para los hijos de soldados alemanes y sus madres. Una comisión del gobierno noruego llegó a calificar a estas mujeres como “psicópatas sociales” y “retrasadas mentales”. Sus hijos, por su parte, eran considerados peligrosos por tener “genes nazis” y fueron sometidos a humillaciones, abusos y hasta internamientos forzados en hospitales psiquiátricos.
Las madres y los niños simbolizaban la traición, el fascismo y la decadencia moral en un país que buscaba reconstruirse como una democracia pacífica”
explicó la doctora Eva Simonsen
Décadas más tarde, gracias a las investigaciones de Benny Anderson, cofundador de ABBA, Frida descubrió que su padre seguía vivo. El encuentro entre ambos fue emotivo, pero la cantante admitió que era “demasiado tarde” para establecer un vínculo profundo.
Fue difícil… habría sido diferente si yo hubiera sido una niña o adolescente”
confesó
No fue sino hasta 1986 que los Tyskerbarnas formaron una organización para denunciar las injusticias vividas. En 2004, el gobierno noruego ofreció compensaciones económicas a las víctimas, y en 2018, la entonces primera ministra Erna Solberg pidió disculpas públicas.
Las mujeres noruegas que tuvieron relaciones con soldados alemanes fueron víctimas de un trato indigno. En nombre del gobierno, quiero ofrecer mis disculpas” declaró Solberg.
Frida, un modelo para otros Tyskerbarnas
Pese a su origen estigmatizado, Frida encontró en Suecia un espacio para triunfar, convirtiéndose en una inspiración para otros niños que compartieron su historia.
Ella ha logrado cosas increíbles, algo que no habría podido hacer en Noruega” dijo Tor Brandacher, vocero de la organización de Tyskerbarnas.
Crédito: El Imparcial