El 2024 no deja de traernos estrenos nacionales, unos buenos, otros no tanto; pero la oferta en la cartelera y la tv fluyen a cierto paso. Y estando ya enfilados en temporada de premiaciones y con la mira en las candidaturas a los Oscares el próximo año, la apuesta de nuestro país este año ya tiene un nombre, “SUJO, HIJO DE SICARIO”; una cinta que quizá pueda contar más de lo mismo, pero lo hace de una forma sutilmente diferente, más íntima y personal.
Situada en una sombría comunidad rural en Michoacán, Sujo es un niño de 8 años que se ha quedado huérfano luego del asesinato de su padre a manos del crimen organizado del que formaba parte. Perseguido y deseado muerto, este pequeño carga con el peso de ser hijo de un criminal de segunda y su supervivencia ahora implica pasar desapercibido del pueblo que lo cree también muerto, para no terminar con el mismo destino que su progenitor. Cuidado por su tía materna, quien es algo así como la ermitaña y bruja que vive lejos de todo el poblado, Sujo crecerá (a mi gusto), a medio vivir; como una sombra gris y tenue que desdibuja su rastro para no dejar marca de su existencia, tentado por la necesidad humana de experimentar y compartir con otros, de buscar su lugar, encontrando el desafío de si el destino de una persona se forja o ya está escrito, si puedes escapar de él o tarde o temprano te encuentra.
Esta historia es la segunda colaboración de las cineastas Astrid Rondero y Fernanda Valadez, y formó parte de la selección oficial del Festival de Cine Sundance 2024. Tuvo su estreno en cines hace apenas una semana y claro, no pasó desapercibida en los festivales previos por los que pasó antes de su llegada a la pantalla grande popular por su interesante narrativa que, cuando empecé a ver críticas de otros me hizo reflexionar sobre lo obvio “una historia más de narcos”. Y por su puesto que si existe alguien que detesta de sobremanera estas narrativas soy yo, pero con ésta, desde antes de verla no me ocurrió dicha repulsión y por el contrario mis buenas expectativas se cumplieron. Es verdad, sobre papel la historia apunta a ser justo eso (de narcos); pero en realidad la forma en que se cuenta y la mirada que se a da a mi parecer dista mucho de los productos que tanto gustan en nuestro país y Latinoamérica sobre el narcotráfico y las drogas. Lejos de la glamurización y perspectiva aspiracional del mundo ilegal; esta historia, sin llegar a ser brutalmente cruda se muestra sincera y sin filtros respecto a la precariedad en la que se vive en entornos donde los más bajos criminales, los simples peones de ese juego de ajedrez viven. Ojo, jamás se justifica ni se busca redimir el contexto sino por el contrario, y solo retrata la miserable realidad en la que aquellos familiares de los “hombrecitos del narco” viven día a día; entre violencia, miedo, incertidumbre y apatía. Algo que deja muy claro que el que se involucra no solo está vendiendo su vida, está vendiendo su alma y la de toda su dinastía.
Una cinta que realmente no nos hará reflexionar sobre algo que no sepamos, ni nos hará conciencia de algo que conocemos perfectamente en los medios o quizá por el amigo de un amigo; pero la forma en que se narra, los ojos con que se ve está situación, son tan sinceros, tan tristes, tan desalentadores, pero al mismo tiempo tan interesantes que te atrapan de principio a fin. Y que, por cierto, el juego del destino y de los nombres de los personajes es una pieza muy importante en el misticismo que también envuelve a la trama y ese final, ese último diálogo antes de irse a negro es tan sentimental, tan lleno de sentido que lo único que haces es derramar una lágrima.
Más de lo mismo, pero para nada lo mismo, “SUJO” se encuentra ya en cines y es una gran apuesta, la última gran apuesta antes del cierre del 2024 para el cine mexicano. Una digna representante al Oscar (en caso de que lo sea) de las narrativas mexicanas; y por lo que se, la otra cara de la moneda de otra cinta sobre el México de narcos, pero de origen francesa que ya creó mucha polémica; seguramente estaremos hablando de ella a su estreno a inicios del 2025, la que parece ser la infame “Emilia Pérez”, pero esa es otra historia.
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