Pastores palestinos sin acceso al agua y bajo la violencia colona en Cisjordania

317ecb874ab9864951da02ef46343326b2002ed2miniw

Aunque en las aldeas de Al Farsiya y Chalat Makoul, noreste de Cisjordania ocupada, no caen bombas a diario como en la Franja de Gaza, los pastores palestinos afrontan otro tipo de guerra: restricciones al acceso de agua, ataques de colonos israelíes y asentamientos ilegales.

A pocos kilómetros de la casa del pastor Ashraf Basharat Majoul, de 36 años -quien la noche del domingo fue herido por milicias de colonos que atacaron Chalat Makhoul-  en el extremo norte del Valle del Jordán, soldados tan armados como si estuviesen en Gaza se parapetan en puestos de observación y a la entrada del “Área A” de Cisjordania, controlada por la Autoridad Palestina, según los Acuerdos de Oslo.

Los pastores se ven obligados a comprar el agua en Atuf (Área A) y localizada a unos de 12 kilómetros de su aldea, situada en la llamada “Área C” —controlada militar y administrativamente por Israel y que ocupa el 60 % por toda Cisjordania.

“Antes de la guerra la situación era diferente, atravesar los puestos de control (militares) era más fácil, ahora perdemos 4 o 5 horas para pasar, incluso cuando traemos suministros básicos como carne nos molestan en el auto y los suministros se dañan”, explica Basharat Majoul a EFE.

“Sufrimiento inmenso”

Frente a la casa donde Basharat vive junto a su esposa embarazada y sus cinco hijos, hay una tubería que lleva agua a las bases militares y asentamientos cercanos. Sin embargo, aunque sus tierras, sus animales y ellos mismos padezcan de sed, no pueden usarla.

En las tres viviendas de esta aldea hay al menos 4 camiones cisterna rodeados de bidones vacíos. Cuando alguno de los pastores extrae agua de estos depósitos, las cabras y los corderos a su alrededor se agitan, desesperados por beber alguna gota.

“El sufrimiento que experimentamos es inmenso (…) Esto no es solo un problema de agua, sino también del control israelí que es un problema aún mayor”, lamenta su esposa, Jalat, de 30 años.

Los israelíes, incluidos los que viven en asentamientos, consumen tres veces más agua que los palestinos de Cisjordania ocupada, según un informe de 2023 de la ONG israelí B’Tselem. De acuerdo con esta investigación, Israel, como potencia ocupante, controla todos los recursos hídricos entre las riberas del río Jordán y el mar Mediterráneo.

Agua más cara y palizas

El matrimonio Basharat Majoul, cuyos ingresos dependen de las ventas y de los productos que genera su rebaño de ovejas y corderos, contó que en verano deben pagar unos 100 dólares cada dos días -en invierno la mitad- para disponer de unos 100 litros de agua diarios.

Elie Avidor, integrante de la ONG israelí Combatientes por la Paz y quien visita con regularidad esta zona se siente en deuda con los palestinos y avergonzado por lo que hacen los colonos. “Ellos pagan siete veces más que nosotros por el agua. Nosotros debemos ayudarlos a sobrevivir y a mantenerse aquí como pastores”, dice a EFE.

Avidor denuncia, además, que constantemente los pastores palestinos son blanco de agresiones y amenazas. Por ello, junto a otros 72 activistas, en su mayoría israelíes, organizó una jornada de limpieza de los canales en la montaña de Chalat Makhoul para dirigir el agua de lluvia a un pozo subterráneo, pues “si lo hicieran los propios palestinos podrían acabar presos”.

A los pocos minutos de comenzar unos militares intentaron persuadirlos para que se retiraran, sin éxito. Sin embargo, poco después la Policía interrogó a uno de los pastores y el domingo detuvo al pastor Yasuf “por cruzar una puerta cerrada sin vigilancia. Lo liberaron esposado y lo golpearon mientras estaba esposado”, relató Avidor.

Para Avidor hay “un plan obvio de la ultraderecha israelí para expulsar a los pastores palestinos de la llamada Zona C, a la B”, donde se encuentra la mayor concentración de población palestina, “para terminar de anexarse esta área”.

Amenaza constante

Los pastores denuncian que los colonos, en ocasiones, cierran carreteras, disparan a las ovejas y destruyen los pozos de agua, lo que ha obligado a familias a abandonar sus tierras.

El jueves, previo a la jornada de limpieza, un grupo de colonos intentó quitarles animales y, una semana antes, les robaron una yegua gestante.

“A veces vienen a robar o aterrorizar. (Los palestinos) tienen miedo incluso de pastorear sus ovejas”, explicó Dudy Tzafati, voluntario israelí de la ONG Activistas del Valle del Jordán.

Ante ello, voluntarios israelíes realizan guardias diarias para mediar con los colonos, militares y policías israelíes.

La ONU denunció en octubre un aumento de la violencia colona, a menudo con el apoyo del Ejército israelí, y destacó una expansión de los asentamientos en Cisjordania ocupada, incluido Jerusalén Este.

 Avidor enfatiza que muchas familias en Cisjordania sufren debido a “una guerra que no dejará ganadores” ya que, dice, “hasta que Palestina no sea libre, Israel no estará libre”.

En línea noticias 2024