De la amenaza de muerte a lograr asilo

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Diana es el nombre que esta joven eligió para proteger su identidad. Es originaria de Honduras y llegó a México junto a su pareja porque en su país estaba amenazada de muerte por grupos del narcotráfico que le exigían un pago de piso por su negocio.

La joven, integrante de la comunidad LGBTIQ+, tiene 29 años y cuenta que en 2024 unió esfuerzos con su pareja y su hermano para abrir un restaurante, que llamó la atención de los criminales. “Pasamos por persecución, amenazas de muerte y un intento de violación. Los narcos de allá querían que nos involucráramos en la venta de drogas o lavado de dinero, pero nosotros no queríamos por el riesgo que corríamos y por eso decidimos salir de allá”, relata a EL UNIVERSAL.

“Estábamos laborando en un negocio propio que habíamos implementado con mi hermano menor. Era un restaurante, algo muy fuera de lo común en la zona donde vivíamos, y llamó la atención de los narcos”, cuenta la mujer, madre de un menor.

Diana recuerda que ella y su pareja, con quien lleva 10 años de relación, decidieron vender sus pocas pertenencias y utilizar sus ahorros para huir de Honduras y pagar el pasaje a México.

Indica que llegaron a Tapachula, Chiapas, y de ahí viajaron a Monterrey, donde iniciaron el trámite de refugio para poder permanecer de manera legal y con protección en el estado mexicano.

“En seis meses salieron nuestros papeles de refugiada. Yo traía mis muestras de las amenazas, los cobros, los audios de extorsión y las llamadas a la policía, y eso hizo que los papeles salieran rápido.

“Para mí, lo que hizo Casa Frida significa mucho. Que te reciban, que te hagan sentir en casa, que no te ven mal, no te critican por ser quién eres, que te digan que aquí vamos a tener un techo, dormir bien, alimento, yo estoy agradecida”, expresa la joven migrante hondureña.

Diana, junto a su pareja y su hijo, que ambas mantienen, lograron encontrar un trabajo formal en Monterrey y viven temporalmente en el refugio que Casa Frida opera en esta ciudad.

Estaban en el proceso de decidir quedarse en la capital de Nuevo León o llegar a Estados Unidos cuando Donald Trump tomó posesión y ordenó la cancelación de las solicitudes de refugio.

Ahora, el retiro del apoyo estadounidense a Casa Frida pone en duda su futuro en esta ciudad, aunque ambas están convencidas que de alguna u otra manera saldrán adelante; ninguna de las dos considera regresar a Honduras.

“Sí, es una incógnita [el futuro]. [México] es un país enorme y con muchas posibilidades para nosotros. [La cancelación del apoyo de Estados Unidos] es algo que nos va a perjudicar, pero no tenemos que bajar la guardia.

“La verdad él [el presidente de Estados Unidos, Donald Trump] sería el número uno en ser una persona superhomofóbica”, finaliza.

Crédito: El Universal Online

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