
Los gobiernos de Australia, Estados Unidos y Suecia se ofrecieron a Tailandia para dar asilo a 40 uigures que las autoridades tailandesas enviaron la semana pasada a China, tras pasar más de una década en un centro de detención para inmigrantes indocumentados, denunció este miércoles el diputado opositor, Kannavee Suebsaeng.
El pasado jueves, pese a las peticiones de la ONU y de organizaciones de derechos humanos de que no procediera con la deportación, las autoridades tailandesas enviaron a China al grupo de uigures, una minoría musulmana china perseguida por Pekín.
Bangkok argumentó la polémica decisión, condenada por Estados Unidos y otros países, en base al compromiso de China de cuidar a los deportados y al asegurar que tras casi 11 años detenidos ningún país se había ofrecido para acogerlo.
Sin embargo, Kannavee, líder del Partido Justo, publicó hoy en las redes sociales un memorando de una reunión de julio de 2024 donde que un representante del Ministerio de Exteriores reconoce que los tres países citados expresaron, en una fecha no indicada, su disposición de aceptar como refugiados al grupo de uigures.
El documento incide en que el asunto es “delicado” y habla de la posibilidad de “represalias” por parte de China si los envían a un país tercero debido a que Pekín considera el tema de los uigures como “fundamental”.
Los 40 uigures deportados a China formaban parte de un grupo de unas 350 personas de esta minoría emparentada con pueblos de Asia central que fueron arrestados en 2014 al entrar de manera irregular en Tailandia.
En 2015, Bangkok deportó a más de 100 hombres uigures a China, lo que desató una ola de indignación internacional, y en paralelo envió a 170 mujeres y niños uigures a Turquía.
El resto del grupo que no fue deportado permaneció desde entonces en régimen de incomunicación, sin acceso a abogados, familiares ni representantes de organismos de la ONU.
En los últimos años, varias oenegés han acusado a Pekín de reprimir a esta minoría y detener a miles de uigures en centros de reeducación.