
Cientos de personas participaron este jueves en un simulacro de defensa civil organizado en la ciudad de Tainan, en el sur de Taiwán, cuyo objetivo era poner a prueba la capacidad de respuesta de la población y de los servicios públicos ante desastres naturales o eventuales ataques de China.
El presidente taiwanés, el soberanista William Lai, presenció en primera persona el desarrollo de estos ejercicios, los primeros de este tipo que tienen lugar en la isla desde que asumió el cargo en mayo del año pasado.
“Más vale prevenir que curar (…). No hay que confiar en que el enemigo no vendrá, sino confiar en que estamos preparados para enfrentarlo”, aseguró Lai, quien observó las maniobras acompañado por un grupo de diplomáticos extranjeros, entre ellos el embajador de facto de EE. UU. en Taiwán, Raymond Greene.
“Esperamos que, a través de la fuerza, no solo de las fuerzas armadas, sino también de la resiliencia defensiva de toda la sociedad, se pueda garantizar la seguridad de Taiwán y alcanzar la paz mediante la demostración de fuerza”, agregó el mandatario.
Durante la operación, en la que participaron funcionarios, bomberos, policías y centenares de civiles, se simularon una serie de escenarios complejos, como una “explosión” en el puerto de Tainan y un tsunami provocado por un fuerte terremoto.
Las tareas incluyeron traslado de heridos, cirugías de campo y organización de comandos de respuesta a emergencias, todo ello sin la participación directa de las fuerzas armadas, que se limitaron a prestar sus equipos médicos y proporcionar tiendas de campaña para contener a los damnificados.
Estas maniobras tuvieron lugar en el marco del Comité de Resiliencia para la Defensa de toda la Sociedad, un grupo creado por la Oficina Presidencial de Taiwán con el fin de fortalecer las capacidades de respuesta de la población frente a futuras contingencias, entre ellas un ataque de China.
La semana pasada, las fuerzas armadas taiwanesas también llevaron a cabo una serie de ejercicios destinados a mejorar su capacidad de despliegue “inmediato”, simulando la posibilidad de que China pase repentinamente de unas maniobras militares a una agresión real contra la isla.
Taiwán se gobierna de forma autónoma desde 1949 bajo el nombre de República de China y cuenta con unas Fuerzas Armadas y un sistema político, económico y social diferente al de la República Popular China, destacando como una de las democracias más avanzadas de Asia.
Sin embargo, las autoridades de Pekín consideran a Taiwán como una “parte inalienable” del territorio chino y no han descartado el uso de la fuerza para concretar la “reunificación” de la isla y el continente, uno de los objetivos a largo plazo trazados por el presidente chino, Xi Jinping, tras su llegada al poder en 2012.