
En su primer mensaje en el marco de la 33 Procesión del Viernes Santo, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, reconoció la piedad de las y los hermanos que en las calles que integraron la procesión en las calles del Centro Histórico para ver a las imágenes de su devoción.
“La Iglesia nos convoca para celebrar las fiestas más hermosas, la de la Pascua, que inició con el domingo de Ramos, la misa Crismal el Martes Santo, el lavatorio y la misa de la Cena del Señor, la celebración, cruz, pasión y muerte de Jesucristo”, repasó.
“Siguiendo a Cristo en torno a nuestro pastor”, la manifestación pública de fe por devotos, cofrades y feligreses se desarrolló por más de tres horas, donde los asistentes, a la salida de las imágenes, en lugar de confeti arrojaron en algunos casos pétalos de rosa, cuyo aroma se asocia con la presencia divina, la protección de ángeles y una conexión con la Virgen María, además de una señal de pureza, espiritualidad y la cercanía de lo sagrado.
En la edición XXXIII de la Procesión de Viernes Santo (aunque su antecedente data del siglo XVI), participaron siete imágenes, con una asistencia estimada de más de 160 mil personas, lo que la convierte en la más importante en Latinoamérica, ya que no sólo asisten feligreses a nivel local, sino nacionales y del extranjero, principalmente España y Portugal.