
Foto: EFE
Analizaremos si la decisión de Donald Trump de bombardear a Irán fue correcta a la luz de una encuesta y al modelo amigo – enemigo que el filósofo Carl Schmitt introdujo, y cuyas ideas contribuyeron a justificar y a desarrollar al nacional socialismo.
Recordemos cuando éramos niños en la etapa preescolar, el descubrimiento de la vida era un proceso de elección entre opuestos claramente definidos, “me gusta – no me gusta”, “ayuda – no ayuda”, “bueno – malo”, “adentro – afuera”, etcétera.
Los adultos sabemos que hay tonalidades y multiplicidad de opciones, que reducir la realidad a pares de opuestos significa perderse de muchas oportunidades para maximizar rendimientos, tomar decisiones adecuadas e incluso hacer justicia.
Todos los pueblos son como niños descubriendo el mundo y su concepción de la realidad suele reducirse a optar entre la simplicidad de pares de opuestos.
Carl Schmitt planteo que el espacio de lo político se podría definir como el proceso de tensión que existe entre el amigo y el enemigo. Este criterio conlleva un sentido de afirmación de uno mismo frente al otro u otros. La percepción que un grupo desarrolla de sí mismo en relación con los otros es un elemento que al mismo tiempo que lo cohesiona, lo distingue. En la medida en que se toma al extraño como el enemigo, se asume al igual como amigo.
Este juego de acomodo de roles define el campo simbólico de lo político y la formación de partes en conflicto.
De aquí surge en Schmitt la idea de la política como un campo de conflicto. En la medida de que las partes entren en conflicto los campos de cada una se definen y se fortalecen. Por lo tanto, el enemigo es necesario para afirmar convicciones e intereses, y en última instancia, para encumbrar al líder que los defiende frente al extraño enemigo.
Lo anterior viene a cuento por dos razones. La primera, al igual que en la Alemania Nazi del siglo pasado, hoy los líderes populistas cohesionan al pueblo que los sostiene en el poder mediante la identificación del enemigo y hacen del conflicto la estrategia para consolidarse. La segunda, encontré una encuesta levantada en los Estados Unidos entre el 13 y el 16 de junio del 2025 por la empresa YouGov y financiada por la prestigiada revista The Economist, en la que les preguntan a los informantes si diversos países son amigos o enemigos de los Estados Unidos, entre ellos México.
¿Usted considera a __ como aliado o enemigo de Estados Unidos?
En el bando de los poco amistosos o enemigos está Rusia con 78 por ciento, le siguen Irán con 75 por ciento y China con 71 por ciento. En el bando de los aliados y amigos aparece en primer lugar Israel con 61 por ciento (aliado 36%), Ucrania con 61 por ciento (aliado 25%) y México con 53 por ciento (aliado 19%).
En la misma encuesta se inquirió ¿Qué tipo de amenaza representa el programa nuclear de Irán para los Estados Unidos? El 24 por ciento lo considera una amenaza inminente y seria; el 37 por ciento lo considera una amenaza; el 17 por ciento cree que es una amenaza menor; el 6 por ciento no lo considera una amenaza; y el 15 por ciento no sabe.
Podemos concluir que la decisión de bombardear a Irán fue correcta para manipular a la opinión pública norteamericana. Como la dialéctica amigo – enemigo entrará en juego, anticipamos que una respuesta militar de Irán en contra de Estados Unidos contribuirá a fortalecer a Donald Trump.
Esto es así porque la mayoría considera a Irán como enemigo y a su programa nuclear un riesgo para EEUU. En ese contexto, Trump lo único que debía hacer era encender el conflicto para afirmarse él, y lo hizo como populista que es, sin importarle las consecuencias para el mundo.
Este es un ejemplo del uso estratégico de las encuestas si se cuenta con referentes teóricos que anticipan y explican el comportamiento social.
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