
España recordó este jueves con el descubrimiento de una placa conmemorativa a las al menos 120 españolas prisioneras del antiguo campo de concentración nazi de Ravensbrück para mujeres, en un “día histórico, según el ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, para recuperar la memoria de las víctimas demasiados años silenciada.
“El Gobierno de España es consciente de que durante demasiado tiempo la memoria de las mujeres españolas de Ravensbrück estuvo silenciada y por tanto, es nuestro deber corregirlo, enmendarlo y por eso estamos aquí. Por ello, este día es histórico”, declaró el ministro en un acto institucional en el lugar conmemorativo ubicado en este antiguo “lugar de vergüenza”.
En ese sentido, declaró que “hoy, el Gobierno de España hace un homenaje justo a personas que han estado acalladas durante demasiado tiempo y que merecen ser reconocidas en un acto tremendamente emotivo”.
Subrayó el deber de “recuperar la memoria de las víctimas y hacer honor a los principios de verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición” en un compromiso con una sociedad española “madura, que quiere cerrar por fin las heridas del pasado para mirar al futuro con la cabeza alta y energías renovadas”.
Recordó también la doble victimizacion por el simple hecho de ser mujeres, no sólo en Ravensbrück, sino en toda la maquinaria de exterminio nazi, porque “eran aún más prescindibles que los hombres” y fueron, junto con los niños, “el eslabón más débil”.
“A eso se une que durante décadas las vidas de estas mujeres pasaron a un segundo plano incluso para la historiografía del Holocausto”, señaló.
Torres instó a recordar a las mujeres que sufrieron en Ravensbrück y a “que la memoria no sea un trago amargo”, sino “el antídoto contra la barbarie, porque memoria es democracia”.
Por su parte, Piedad Solans, miembro de la junta directiva del Amical de Ravensbrück y en nombre de su presidenta, Margarita Català, hija de la deportada Neus Català, se refirió a este homenaje oficial como “un acto de justicia” y a una “deuda moral” que por fin se empieza a saldar.
En Ravensbrück, el único campo de concentración nazi exclusivamente femenino, “nuestras madres, nuestras compatriotas, conocieron el hambre, la humillación, el trabajo forzado, la tortura y demasiadas veces la muerte, pero también allí demostraron una dignidad inmensa, una fuerza moral inquebrantable y una solidaridad admirable”, subrayó.
“Ellas no se rindieron, no se resignaron. No solo fueron víctimas, sino que fueron combatientes, continuando su lucha antifascista en el campo de concentración” agregó.
Algunas supervivientes rompieron el silencio que rodeó a las deportadas españolas, “invisibilizadas por una historia escrita sin ellas por los hombres y que los años de franquismo habían hecho olvidar”, señaló.
“No eran heroínas lejanas, eran mujeres reales que tomaron decisiones valientes en tiempos de terror. Y durante demasiado tiempo sus nombres fueron ignorados, sus historias silenciadas por ser mujeres”, afirmó.
Al mismo tiempo se dirigió a las jóvenes con un mensaje de memoria y de alerta, “para que los crímenes del pasado no se repitan nunca más”.
La vicepresidente del Amical de Mauthausen y otros campos, Concha Díaz Berzosa, destacó la valentía de las prisioneras españolas de Ravensbrück, “donde mantuvieron sus ideales y se resistieron a las situaciones más adversas” y se organizaron de forma clandestina para poner en marcha acciones de solidaridad y de sabotaje para interrumpir las producciones de las fábricas.
Bajo un cielo gris oscuro y a punto de llover, la directora del lugar conmemorativo de Ravensbrück, Andrea Genest, afirmó que “se podría pensar que el cielo quiere llorar también”.
Celebró que a partir de hoy haya en Ravensbrück una placa en recuerdo también de las prisioneras españolas, “un grupo durante mucho tiempo más bien oculto”, pequeño, y muchas de ellas habían llegado con las deportaciones de Francia, por lo que a veces se las percibía como francesas, explicó.
Después del descubrimiento de la placa conmemorativa, el acto se trasladó a la fábrica textil, donde las prisioneras eran obligadas a realizar trabajos forzados, y donde tres representantes del Ensemble Cantaderas cantaron obras, entre las cuales había piezas que las presas españolas habían cantado durante su confinamiento en Ravensbrück.
El campo de concentración de Ravensbrück fue creado en 1939 y constantemente ampliado en los años siguientes.
En abril de 1941 se estableció un campo de hombres más pequeño en las inmediaciones y un año más tarde, en junio, se creó el campo de Uckermark para mujeres jóvenes y niñas.
Entre 1939 y 1945 hubo registrados en Ravensbrück alrededor de 120.000 mujeres y niños, 20.000 hombres y 1.200 mujeres adolescentes, procedentes de más de 30 países, entre ellas al menos 120 republicanas españolas, aunque algunas fuentes cifran su grupo en más de 400.