
En días recientes, algunos titulares generaron inquietud en la industria cinematográfica: Cinemex se acoge al Chapter Eleven en Estados Unidos. Como suele ocurrir con las noticias financieras, el ruido mediático puede sonar más fuerte que la realidad de fondo.
El «Chapter Eleven» es una figura del sistema legal estadounidense que permite a una empresa reorganizarse financieramente sin dejar de operar. No significa quiebra ni cierre inmediato, sino una protección temporal ante acreedores mientras la empresa renegocia sus obligaciones. Muchas compañías, incluso gigantes como General Motors, Delta Airlines o Marvel, han recurrido a este mecanismo y han regresado fortalecidas.
El proceso anunciado aplica exclusivamente a su operación en Estados Unidos, donde la compañía incursionó hace algunos años con el nombre CMX Cinemas, un modelo orientado a salas premium. Esta estrategia se vio severamente afectada por la pandemia del COVID-19, que cerró cines durante meses, y por los elevados costos operativos en ese país.
Vale la pena subrayar lo siguiente: Cinemex opera con absoluta normalidad en México, donde mantiene una sólida red de casi 2,000 salas en todo el país. Su negocio principal sigue siendo fuerte, con presencia en prácticamente todos los estados y una clara posición como uno de los dos grandes jugadores del mercado mexicano.
Cinemex forma parte de Grupo México, uno de los conglomerados más grandes del país, con intereses en minería, energía, transporte e infraestructura. Esta relación le da un respaldo institucional y financiero significativo.
La pandemia fue un terremoto para la industria global del cine. El cierre prolongado de salas, la disrupción en los calendarios de estrenos y el ascenso de las plataformas de streaming cambiaron los hábitos del consumidor. La recuperación ha sido más lenta de lo previsto, y apenas en 2025 empezamos a ver señales claras de normalización en la asistencia a salas.
A ello se sumó un obstáculo adicional: la huelga de guionistas y actores en Hollywood en 2023, cuyos efectos se sintieron en la primera mitad de 2024 con un calendario débil de estrenos. Muchas producciones se retrasaron y hubo una sequía de blockbusters que afectó las taquillas a nivel mundial.
El panorama cambió radicalmente este verano. Las salas volvieron a llenarse con una alineación potente de títulos esperados:
La suma de estos estrenos han vuelto a colocar al cine como una actividad social irremplazable. Las cifras de asistencia y taquilla durante junio y julio de 2025 confirman una tendencia positiva que da optimismo al sector.
El cine no está muerto, ni mucho menos. Está mutando, como tantas otras industrias. Lo ocurrido con Cinemex en Estados Unidos no debe ser motivo de alarma, sino de análisis. En México, su operación se mantiene firme y, como hemos visto este verano, la magia de la pantalla grande sigue viva.
Para los emprendedores, esta historia es una buena pista: adaptarse, resistir y reinventarse sigue siendo el camino.