
El famoso cabaret del Moulin Rouge, uno de los símbolos de París a los pies de la colina de Montmartre, recuperó este jueves el movimiento de sus palas, más de un año después de que se cayeran por una fuerte tormenta de viento.
La noche de hoy fue testigo de un momento inolvidable: las icónicas alas del Moulin Rouge volvieron a girar, marcando el renacimiento de uno de los emblemas más queridos de la capital francesa.
Tras varios meses de inactividad debido a su colapso en la madrugada del 24 al 25 de abril de 2024, las famosas palas rojas del cabaret más célebre del mundo fueron reconstruidas menos de tres meses después, pero todavía no giraban.
Cientos de parisinos y turistas se congregaron en la plaza Blanche frente al icónico molino rojo para presenciar el retorno del giro de las palas del cabaret gracias a un motor eléctrico.
“Las palas del Moulin Rouge siempre han girado, por eso es importante para nosotros poder restaurarlo en su formato original, con este molino girando y dando vida a la plaza Blanche y a la colina de Montmartre”, destacó Jean-Jaques Clerico, director general del Moulin Rouge.
Inaugurado en 1889, el famoso molino rojo se convirtió rápidamente en un emblema de la vida nocturna parisina desde los tiempos de la ‘belle époque’ y en símbolo del ‘cancán’ en la capital francesa.
Con su icónica fachada, ha inspirado a artistas, cineastas y viajeros de todo el mundo y se ha consolidado como uno de los lugares más visitados y fotografiados de la capital francesa.
Los artistas del Moulin Rouge salieron a la calle para dar vida a esta celebración, con una interpretación del tradicional ‘cancan’, el famoso baile que interpretan desde finales del siglo XIX.
“Tiene un significado muy grande porque durante un año, por el accidente, no pudo estar funcionando y verlo ahora eso nos da una gran satisfacción porque es un símbolo patrimonio de Francia y es muy especial tenerlo de vuelta”, dijo emocionado a EFE Ernesto Martínez, bailarín cubano.
La restauración ha sido un reto complejo asumido por la empresa CMP y se ha celebrado como un ejemplo de preservación y pasión por la identidad cultural parisina.
“Lo más importante era el plazo, se acercaban los Juegos Olímpicos y los responsables del Moulin Rouge querían con ahínco tener las palas”, declaró a EFE Pietro Cucci, gerente de la empresa CMP que se encargó de su restauración.
Entre el público, Jessica y Claudia, dos colombianas que viajaron por primera vez a París comentaban que este acto inauguración es lo mejor que han podido hacer para las fiestas del 14 de julio, la fiesta nacional francesa.
La velada estuvo marcada por el ambiente festivo y los detalles que hicieron aún más especial la celebración: bailarinas ataviadas con espectaculares plumas rojas recorrían la plaza saludando y bailando, mientras miembros del personal del Moulin Rouge, en un gesto elegante y poco habitual, ofrecían copas de champán.
El movimiento de las palas no solo devuelve su silueta característica al paisaje nocturno del barrio de Montmartre, sino que reafirma al Moulin Rouge como un lugar donde el pasado y el presente siguen bailando juntos, al ritmo del cancán y la magia.