
Las aguas cristalinas que rodean centenares de islas griegas y atraen cada año a millones de turistas esconden, debajo de su superficie idílica, miles de toneladas de redes y residuos plásticos que ponen en peligro los ecosistemas marinos locales.
En apenas dos días, los activistas de la ONG griega ‘Aegean Rebreath’ sacaron más de una tonelada de redes y otros tipos de residuos plásticos del fondo del pequeño puerto de Plomari, en la isla de Lesbos, situada en el Egeo oriental y a tan solo unos 15 kilómetros al oeste de las costas turcas.
“Lesbos es una isla que tiene un problema importante de contaminación en sus puertos y arrecifes”, cuenta a EFE Yorgos Sarelakos, presidente de la ONG.
Un reto especial que afronta Lesbos son los residuos que, arrastrados por la corriente desde la cercana Turquía, llegan hasta la isla, agravando así la contaminación de sus mares, explica Sarelakos.
“Me imaginaba que íbamos a sacar un montón de cosas del agua pero la verdad es que cuando están todas ahí fuera y ordenadas, eres mucho mas consciente de toda la basura que llegamos a tirar”, dice Helia Solanas, una catalana que viajó a Grecia para participar en la iniciativa.
“Lo que me preocupa es la poca sensibilidad de las personas frente al mar, que es naturaleza pura”, dice la joven señalando hacia las decenas de neumáticos, sillas, botellas, utensilios de pesca, redes, y otros residuos plásticos recuperados.
Desde su fundación en 2017, estos activistas han logrado recuperar más de 300 toneladas de residuos de los mares griegos frente a islas como Santorini, Mikonos, Milos, Kos, Cefalonia o Creta.
De esta cantidad, 34 toneladas eran redes abandonadas, una “trampa mortal” para los mamíferos marinos y que permanecen en el fondo destruyendo su topografía e impidiendo el desarrollo de vida en los arrecifes, cuenta Sarelakos.
“Han sacado muchas cosas que no deberían estar ahí”, dice Dimitris Maliarós, teniente de alcalde de la municipalidad de Lesbos y oriundo de Plomari.
“Honestamente, sentí vergüenza viendo esta imágen del puerto con todo el material que fue hallado en el fondo”, señala el edil.
Tan solo unas horas después de que los activistas recuperaran los primeros residuos, ya se reúnen ante el puerto los primeros lugareños, deseosos de saber quién ha venido a limpiar su puerto e impresionados por toda la basura que han logrado sacar del mar.
“¿Todo esto lo sacasteis vosotros?”, pregunta un hombre mayor. Ante la respuesta positiva de los activistas, dice estupefacto: “¿En solo cinco horas? ¡No puede ser!”.
Se corre la voz en el pueblo y cada vez llega más gente. Es entonces cuando algunos lugareños deciden ponerse manos a la obra y ayudar a los activistas.
Uno de ellos, Nikos, un pescador local, ofrece a los voluntarios su pequeño barco para poder recuperar unas redes que había perdido cerca del puerto.
Equipado con varias botellas de oxígeno, trajes de neopreno y el resto del equipamiento de buceo necesario, el pequeño pesquero sale del puerto, con Sarelakos y otros dos buzos a bordo, y con Nikos al timón.
El motor para repentinamente a unos 50 metros de la parte exterior del muelle principal y el pescador indica que en esta zona perdió sus redes.
Tras varios intentos de localizarlas -que se ven dificultados por las fuertes corrientes submarinas que empujan constantemente a los buzos hacia la dirección opuesta- aparecen en la superficie dos globos rojos.
“¡Las encontraron!”, grita entusiasmado el pescador desde el barco, ya que, tras casi una hora de búsqueda infructuosa, había empezado a perder toda esperanza.
Los buzos usan cuchillos para desprender las redes del fondo y con la ayuda de los globos especiales las suben hasta la superficie.
Cuando todo parecía solucionado, surgió sin embargo otro problema: el barco es muy pequeño y Nikos no quiere arriesgarse a tratar de descargar con el halador las dos redes, que mojadas pesan aún más.
Así, el grupo decide amarrarlas con una soga al pesquero y “arrastarlas”, junto con los tres buzos que se prenden también de la cuerda, hasta el puerto, un truco creado sobre la marcha, que termina funcionando.