
De acuerdo con Debate: El futbol mexicano está de luto. Este sábado 25 de octubre falleció a los 81 años de edad Manuel Lapuente, una de las figuras más emblemáticas en la historia del balompié nacional, tanto por su destacada trayectoria como jugador como por sus notables éxitos como director técnico. Hasta el momento, no se han confirmado las causas de su fallecimiento.
Nacido el 15 de mayo de 1944 en la ciudad de Puebla, Manuel Lapuente Díaz dejó una huella profunda en el futbol mexicano durante más de cinco décadas. Su carrera comenzó en las canchas como futbolista profesional, donde debutó con los Rayados de Monterrey en 1964, permaneciendo hasta 1965. Posteriormente, defendió los colores de Necaxa de 1966 a 1970, de su natal Puebla de 1970 a 1974 y finalizó su etapa como jugador en el Atlas, de 1974 a 1976.
Sin embargo, sería desde el banquillo donde alcanzaría su máximo legado. En 1978 inició su carrera como entrenador al frente del Puebla, club con el que se consagraría campeón en la temporada 1982-83, marcando el inicio de una prolífica etapa como estratega. A lo largo de su carrera dirigió a varios equipos del futbol mexicano, entre ellos Tigres, Atlante, América y Cruz Azul, además de sus recordadas etapas en Puebla y Necaxa.
Lapuente conquistó tres títulos de liga: con Puebla en 1983, con Necaxa en 1995 y con América en 2002, lo que lo colocó entre los técnicos más ganadores de su generación. Además, su estilo disciplinado y su liderazgo lo llevaron a dirigir a la Selección Mexicana en dos periodos: de 1990 a 1991 y de 1997 a 2000.
Durante su segunda etapa con el Tricolor vivió uno de los momentos más gloriosos del futbol nacional, al conquistar la Copa Confederaciones de 1999, derrotando a Brasil en la final disputada en el Estadio Azteca. También dirigió a México en la Copa del Mundo de Francia 1998, donde la Selección alcanzó los octavos de final tras una recordada actuación.
Manuel Lapuente será recordado como un estratega inteligente, exigente y ganador, un símbolo del futbol mexicano que dedicó su vida a este deporte. Su legado perdura en los equipos que dirigió, en los jugadores que formó y en las generaciones que lo admiraron dentro y fuera de la cancha.