
El salario mínimo se encuentra lejos de cubrir la canasta alimentaria de una familia de 4 miembros, no obstante, alrededor del 52.6 por ciento de los asalariados obtiene esa remuneración por su trabajo, advirtió el Centro de Investigación e Inteligencia Económica (CIIE) de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Alfonso Mendoza Velázquez, director del CIIE; Viviana Elizabeth Zárate Mirón, profesora de la Facultad de Economía, y Oscar Salomón Castañeda, académico de la misma Facultad, presentaron los hallazgos del nuevo Monitor de Alimentación y Pobreza Regional, instrumento desarrollado en la UPAEP para medir, con rigor metodológico y con base en la metodología del extinto Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), el comportamiento del costo alimentario en Puebla.
En el caso del estado de Puebla, en zona urbana, los resultados muestran que: Una persona necesita 2 mil 294.50 pesos al mes para cubrir su alimentación básica. Una familia de cuatro integrantes requiere de 9 mil 177 pesos mensuales para la misma finalidad.
El contraste con el ingreso mínimo es contundente. El salario mínimo vigente, de 278.80 pesos diarios, equivale a un ingreso mensual aproximado de 8 mil 364 pesos. Esto significa es insuficiente para cubrir la canasta básica alimentaria de una familia de cuatro integrantes, lo que implica más de 1 millón 584 mil asalariados que se encuentran en condiciones de precariedad en Puebla.
El director del CIIE adelantó que el monitoreo continuará de manera bimestral y que, además de Puebla, el equipo ya cuenta con estimaciones del costo de la canasta alimentaria para el resto de los estados de la República, con el objetivo de generar comparativos regionales.
Conforme los académicos del CIIE los elementos que presionan al alza los precios de los alimentos y afectando directamente a las familias incluyen factores internacionales, como la guerra entre Rusia y Ucrania que ha elevado los precios globales de granos como el trigo, los fenómenos meteorológicos, por ejemplo, la falta de lluvias en estados del norte —altamente productores de alimentos— que reduce el inventario agrícola.
Además, los problemas sanitarios en el ganado; por ejemplo, el brote de gusano barrenador que ha provocado restricciones en la exportación de carne mexicana y ha elevado los costos de atención veterinaria, así como la inseguridad y extorsión también elevan los precios de la canasta alimentaria.
“La cadena logística de frutas, hortalizas y otros alimentos se ve afectada por prácticas de extorsión, lo que encarece el transporte y distribución”, terció Salomón.