
¿De qué nivel es la falta de liderazgos reales en el Partido Acción Nacional (PAN), que su dirigente, Jorge Romero Herrera, decidió abrirle las puertas de ese instituto político al usurero y deudor fiscal Ricardo Benjamín Salinas Pliego, alias “Tío Richi”, para que sea su posible candidato presidencial en 2030?
Romero, quien incluso ha confesado públicamente que a la derecha sólo le queda el camino de la “violencia”, se desnuda a sí mismo como una nulidad al frente de un partido, para formar e impulsar cuadros y defender un proyecto político genuino.
“A Ricardo Salinas Pliego lo veo con perfecta claridad; si él se anima, avanza y vemos que va creciendo en el ánimo, por supuesto que no lo descartamos. No descartamos a nadie”, declaró el panista al diario español El País en una entrevista, hace unos días.
La afirmación del dirigente nacional panista exhibe la impudicia de la derecha mexicana, capaz de aliarse con cualquiera —¡con cualquiera!— con tal de salir del callejón de la irrelevancia política en el que se halla, en lugar de hacer honor a su origen y su condición de instituto político que debería dar la batalla legítima en las urnas.
Salinas Pliego es un deudor fiscal cuyos negocios de electrodomésticos abusan, hasta la usura, de los mexicanos. Está completamente fuera de la ley y actúa como un agresor contra la nación.
Es un rabioso personaje de ultraderecha, sin proyecto social y con evidente pobreza intelectual, que insulta, discrimina y ataca al Estado mexicano sin proponer nada, más allá de su reclamo ilegal de seguir siendo un privilegiado que no paga impuestos, a diferencia de la mayoría de los mexicanos.
Un deudor del fisco que ha eludido durante años un pago acumulado de casi 50 mil millones de pesos —y contando, en los siete litigios que ha perdido—, y contra quien ha fallado la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), no puede ser candidato a nada por la sencilla razón de que está fuera de la ley.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no limita a nadie su derecho a votar y a ser votado, salvo en casos en que se incumplen las leyes, como ocurre con el llamado “Tío Richi”. Aunque legalmente aún no tiene impedimento para participar, sí está moralmente inhabilitado para dar la cara a los mexicanos y pedirles su voto.
La declaración de Jorge Romero exhibe gravemente también a su partido de una forma lamentable, por la falta de cuadros que puedan presentarse con dignidad a las urnas en 2030, en busca de la Presidencia de la República.
Detrás de las palabras del dirigente panista está la confesión de que Acción Nacional es incapaz de formar liderazgos nacionales y que no tiene una propuesta real para la próxima elección presidencial, ni tampoco para los comicios intermedios de 2027.
En ese PAN no hay proyecto, no hay cuadros, no hay capacidad política y, encima de todo y tan lamentable, no hay una oposición digna.
Son la ignominia nacional.