
En muchas empresas empresas vivimos en modo «apaga fuegos»: hoy es el cliente enojado, mañana la merma, pasado el empleado que renuncia. Nos cansamos atendiendo síntomas, pero casi nunca vamos a la causa raíz del problema. Ahí es donde entra un viejo conocido del mundo de la calidad: el método Ishikawa.
El método Ishikawa, también llamado «diagrama de espina de pescado», fue desarrollado por Kaoru Ishikawa, ingeniero japonés nacido en 1915. Ishikawa fue uno de los grandes maestros de la calidad en Japón; impulsó los círculos de calidad en las fábricas y ayudó a que empresas japonesas pasaran de ser sinónimo de «barato» a sinónimo de «confiable». Su obsesión era simple: si entiendes bien las causas de -un problema, puedes diseñar soluciones duraderas.-
¿En qué consiste el método? Imagina un pescado dibujado: la cabeza es el problema y las espinas son las posibles causas. La idea es reunir al equipo y, de manera estructurada, ir llenando esas espinas con factores que pueden estar provocando el efecto que queremos resolver. No se trata de culpar a nadie, sino de entender el sistema.
Clásicamente se usan las «6 M» como categorías de causa:
Método (cómo se hacen las cosas, procesos)
Mano de obra (personas, capacitación, motivación)
Maquinaria (equipo, tecnología, mantenimiento)
Materiales (insumos, calidad, proveedores)
Medio ambiente (instalaciones, clima laboral, contexto)
Medición (datos, indicadores, registro de información)
Veamos un ejemplo práctico para emprendedores. Imagina que tienes una cafetería y, en los últimos tres meses, las quejas por «mal servicio» han aumentado en redes y en persona. En vez de sólo regañar al equipo, dibujas tu diagrama Ishikawa y escribes en la «cabeza del pescado»: Quejas por mal servicio.
Luego, con tu equipo, preguntas en cada categoría:
Mano de obra: ¿el personal nuevo recibió capacitación completa?, ¿hay rotación alta?, ¿la gente está cansada por exceso de turno?
Método: ¿hay un protocolo claro para recibir, tomar orden y entregar?, ¿el tiempo máximo de espera está definido?, ¿hay pasos escritos o todo es «al ahí se va»?
Maquinaria: ¿la cafetera falla y retrasa pedidos?, ¿el POS se traba y hace filas largas?
Materiales: ¿faltan insumos y eso obliga a cambiar productos a última hora?, ¿los vasos se rompen o se derraman fácilmente?
Medio ambiente: ¿el local está demasiado ruidoso o caliente?, ¿la fila se hace en un espacio incómodo?
Medición: ¿registras tiempos de espera?, ¿llevas conteo de quejas y causas?, ¿escuchas sistemáticamente a los clientes?
En 30 minutos tendrás tu «pescado» lleno de posibles causas. El siguiente paso es priorizar: ¿cuáles aparecen más veces?, ¿cuáles son más fáciles de atacar?, ¿qué puedes probar esta semana? Por ejemplo, puede que descubras que el problema no es «la actitud del personal», sino que no hay un proceso claro para picos de demanda y la cafetera no tiene mantenimiento preventivo. Entonces tus acciones ya no son genéricas, sino muy concretas.
Lo valioso del método Ishikawa es que transforma la queja vaga («todo está mal») en un mapa de causas sobre el cual sí puedes tomar decisiones. Y, además, involucra al equipo: cuando ellos participan en el análisis, también se comprometen más con la solución.
Pistas del emprendimiento
Cuando tengas un problema recurrente en tu empresa, prohíban la frase «es que así somos» y dibujen un diagrama Ishikawa en una hoja o pizarrón.
No uses el método para buscar culpables, úsalo para entender el sistema: proceso, personas, proveedores, entorno.
El verdadero poder del emprendedor no está en apagar incendios más rápido, sino en diseñar un negocio con menos incendios porque aprendió a ir, una y otra vez, a la causa raíz.
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