Abrir tu negocio en un centro comercial: bonito… pero caro

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Cuando pensamos en abrir un negocio en un centro comercial, casi siempre nos gana la emoción: «Ahí pasa mucha gente, seguro vendo». Pero como emprendedores sabemos que los centros comerciales son como los aeropuertos: todo está pensado para que pagues por estar ahí. Cada metro cuesta. Cada ubicación cuenta. Y cada error se paga caro.

Te dejo estas pistas para que no entres a ciegas.

1. No todos los centros comerciales son iguales

A veces decimos «está en centro comercial» como si fuera garantía de éxito. No. Hay centros ancla (los que tienen anclas.), hay de conveniencia (más chiquitos, de paso), hay lifestyle (más experiencia que volumen), y hay de la colonia.

Antes de firmar, pregúntate:

¿Cuál es el mix comercial? ¿Qué giros predominan? ¿Llega la gente a comprar o a pasear? ¿Qué ticket promedio tienen los otros locales?

2. Ubicación dentro del centro: ahí está el dinero

En un centro comercial hay «tracks» en los que se generan los flujos de gente. No es lo mismo estar frente al cine, en el pasillo de los bancos, cerca del súper o en la planta alta al fondo.

Cada track tiene comportamiento distinto: hay pasillos de paso rápido (la gente camina y no voltea), hay zonas de espera (frente al cine o a restaurantes) y hay zonas muertas. Lo tienes que caminar tú, en distintos horarios, entre semana y fin de semana. No te quedes solo con lo que te dice el arrendador.

Pista: si el centro comercial no te quiere dar datos de aforo por día/hora o de ocupación de estacionamiento, alerta.

3. Cada metro cuadrado debe trabajar

En los centros comerciales el metro cuadrado es caro porque te están rentando tráfico. Entonces tu local no puede tener metros «bonitos» pero que no vendan. Si el metro cuesta, entonces cada metro debe vender.

4. Estacionamiento: el costo oculto

Muchos emprendedores no lo ven. Si el centro cobra estacionamiento caro o por fracciones muy cortas, eso desincentiva a tu cliente a ir «solo a comprar contigo». Funciona bien para quien va al súper o al cine, pero no para quien te quería comprar rápido. Revísalo: ¿Hay validación? ¿Puedes negociar minutos gratis? ¿Tus clientes van con familia (más tiempo) o de paso (menos tiempo)? A veces ese detalle mata la recompra.

5. «Aquí no necesitas publicidad». ¿Seguro?

Uno de los argumentos clásicos del centro es: «Aquí hay tráfico, no tienes que anunciarte». En teoría sí: el centro te presta flujo y permanencia de clientes potenciales. Pero en la práctica muchos van a una misión específica (cine, súper, comer), muchos ya tienen marcas preferidas y el tráfico entre lunes y jueves ha caído en muchos centros por el boom de compras en línea y el home office.

6. La renta no debe comerse el negocio

Regla sana: la renta debe representar entre 8 por ciento y 12 por ciento de tus ingresos.

Si estás abajo de eso: buena señal. Si estás arriba de 15 por ciento: cuidado, estás trabajando para el centro. Si además te cobran porcentaje sobre ventas, cuotas de mantenimiento, publicidad del centro y estacionamiento… haz la cuenta completa. No te enamores del local. Enamórate de los números.

7. Centros comerciales en reto

Los centros comerciales en México (y en el mundo) están viviendo un ajuste: el e-commerce se llevó parte de las compras «de trámite» y el tráfico entre lunes y jueves bajó. Eso quiere decir que tu negocio se va a sostener mucho en fines de semana, temporadas (Navidad, Buen Fin, Día de las Madres, regreso a clases), eventos del mismo centro, clientes recurrentes.

Por eso conviene montar negocios de destino (la gente va específicamente contigo) o negocios de antojo bien puestos en el flujo. Los de «si pasa alguien, compra» la sufren más.

Pista final

Los centros comerciales siguen siendo una gran vitrina, sobre todo para marcas que quieren posicionarse, negocios de experiencia (entretenimiento, niños, belleza, gastronomía) y conceptos aspiracionales. Pero ya no son «pongo y vendo». Hoy hay que entrar con estrategia, con números y con un concepto que haga que la gente diga: «ya que estoy aquí, paso».

Porque al final, como decimos en nuestras empresas: el centro comercial es negocio… para el centro. Que también lo sea para ti.

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