
En este gobierno estatal el conteo regresivo existe, está activado y no hay forma de ignorar su marcha. Un reloj digital marca desde la antesala del ejecutivo los días, las horas, los minutos y hasta los segundos que le restan a esta administración para terminar sus actividades el próximo 14 de diciembre del 2030.
El tiempo es uno de los pocos activos que no se puede comprar con dinero público o privado; no hay forma de detenerlo, no hay manera de postergarlo ni tampoco de evitarlo.
Alejandro Armenta lo sabe, lo tiene muy claro y por eso junto con apenas tres o cuatro colaboradores conscientes de esa condición, ha preferido contabilizar en lugar de ignorar.
El tiempo es la razón por la que este fin de semana el ejecutivo rindió un informe retacado de acciones, números y resultados en prácticamente todos las áreas de la administración.
El tiempo es la medida inflexible que Alejandro Armenta busca aprovechar al máximo para alcanzar objetivos, marcar agendas, entregar resultados, construir proyectos y trazar legados.
La frase de: “para uno que madruga, uno que no duerme…” no es una mera ocurrencia; es una lección de vida probada desde su infancia por el propio mandatario poblano, es una fórmula conocida para alcanzar resultados que hoy, está claro, no se piensa ignorar.
Y razones de sobra hay para no hacerlo!.
Puebla atravesó en la última década por un periodo sórdido en materia política. Los poblanos experimentaron el paso de 8 gobernadoras y gobernadores titulares e interinos en un lapso de apenas 9 años.
La muerte, los proyectos políticos y las condiciones obligaron a los relevos circunstanciales a administrar procesos electorales y crisis, dejando de lado el desarrollo y la atención a rezagos históricos en la entidad.
Puebla arrastra pues una década perdida de crecimiento por gobiernos inconclusos que quedaron marcados por ambiciones personales, tragedias e interinatos obligados.
Sin embargo, toda crisis viene acompañada de oportunidades y la de Puebla no puede ser interpretada como una excepción.
Alejandro Armenta sabe que el estado está ávido de un plan de desarrollo sexenal que sí se culmine, que entregue resultados completos y que sí cumpla a cabalidad con lo proyectado desde su inicio.
El titular del ejecutivo tiene claro que en este momento de país es mucho más importante lograr un ritmo de trabajo que un estilo de gobierno.
Alcanzar esa necesaria tasa de resultados desde el primer año es clave para la entidad y para el propio mandatario quien en 12 meses ha logrado conquistar la atención y una buena dosis de confianza de la presidenta Claudia Sheinbaum.
No por casualidad la mandataria federal ha visitado el estado de Puebla en siete ocasiones a lo largo de este 2025, Alejandro Armenta ha sabido ganar un lugar en la mente y en la agenda de la primera presidenta de México.
Esta es pues, la gran oportunidad de Puebla y del mandatario poblano. Otros estados y otros gobernadores atraviesan ahora mismo por la inestabilidad política que generan la violencia y la inseguridad extrema.
Es cierto, Puebla también enfrenta expresiones de esta naturaleza, sin embargo aún no son comparables al sometimiento de sociedades como la de Michoacán, Sinaloa, Chiapas, Veracruz, Guerrero o Tamaulipas.
México en general vive una crisis interna por una guerra de guerrillas pero además, enfrenta un embate internacional disimulado por falsos halagos y reconocimientos, eso también lo sabe el poblano.
La doctora Sheinbaum requiere de manera urgente de gobernantes aliados que le ayuden a estabilizar un territorio que se incendia por la fallida herencia de “abrazos, no balazos”.
Alejandro Armenta lo sabe y por eso los proyectos anunciados para el próximo año, por ello el aviso y advertencia de que el 2026 será mucho más intenso que lo vivido y trabajado en este, su primer año de gobierno.
Mientras, el reloj digital en la antesala de la oficina ejecutiva no se detiene en su conteo regresivo.