
Un título que parece encabezado de alguna de las notas de los últimos días en redes sociales y bien podría reverberar sobre los eventos sociales que han dominado en zonas de nuestro país tan solo en el verano, pero el término Cazadores de Gringos designa a un grupo con más antigüedad que varios de los movimientos en los que nos hemos visto envueltos luego de las posturas que estamos viviendo en lo que al racismo y la xenofobia en contra de nuestros hermanos se refiere, tanto dentro como fuera del territorio.
“Los Gringo Hunters” es en realidad la nueva apuesta de Netflix que toma inspiración de la vida real; una serie de televisión mexicana de suspenso policial estrenada hace solo unas semanas y que se centra en la Unidad de Enlace Internacional, un grupo especial de la policía de Baja California que se dedica a rastrear y detener a criminales de Estados Unidos que cruzan la frontera hacia México para evadir la justicia. Liderados por el agente Nico Bernal (Harold Torres), el equipo —que incluye a Gloria Carbajal (Mayra Hermosillo), Beto (Manuel Masalva) y Archi (Andrew Leland Rogers), entre otros— persigue a asesinos, estafadores y prófugos norteamericanos para deportarlos de regreso a EE.UU. y que enfrenten las consecuencias de sus crímenes. La acción transcurre principalmente en Tijuana, mostrando tanto la fricción fronteriza como la vida cotidiana y la cultura local de dicha ciudad.
Creada por Jorge Dorantes y Scott Gold, esta coproducción entre México y Estados Unidos es una ficción que toma sus bases de la historia real de la Unidad de Enlace Internacional, grupo secreto dentro de la policía mexicana en Tijuana cuya tarea es buscar a fugitivos estadounidenses que cruzaron a México para intentar escapar de la justicia en su propio país. Dicho grupo lleva operando más de 20 años con una gran efectividad pero su existencia tomó relevancia hasta hace muy poco, a raíz de un artículo escrito por Kevin Sieff para el Washington Post. En éste, se les bautizó con dicho nombre pues sus casos, tan solo el de una de sus agentes (como muestra), asciende a 408 fugitivos capturados; todos por la agente Abigail Esparza Reyes, quien desaforadamente falleció hace poco en el cumplimiento de su deber, y a quien el primer episodio de la serie va dedicado.
Lo que distingue la serie “Los Gringo Hunters” no es solo su premisa inherentemente dramática, sino la manera en que desdibuja las líneas entre la ley y el extralegal, la moralidad y la conveniencia. Los protagonistas no son clásicos agentes, sino una amalgama de ex-policías, investigadores privados y, en algunos casos, figuras con un pasado cuestionable, todos unidos por el lucrativo negocio de entregar a estos fugitivos a las autoridades de EE. UU. por una recompensa. Esta ambigüedad moral es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la serie, obligando al espectador a cuestionar sus propias concepciones sobre la justicia y quién tiene el derecho de administrarla.
La serie se beneficia enormemente de la rica y vibrante atmósfera de México, particularmente de las ciudades fronterizas y los destinos turísticos que a menudo sirven de escondite para estos forajidos. Desde las bulliciosas calles de Tijuana hasta las playas paradisíacas de la Riviera Maya, la geografía se convierte en un personaje más, ofreciendo un telón de fondo visualmente impactante y culturalmente denso para cada persecución. Esta inmersión en la cultura mexicana, lejos de los clichés (como el infame filtro sepia de cualquier largometraje norteamericano), añade una capa de autenticidad que enriquece la experiencia del espectador. Además, a lo largo de los 12 episodios que conforman su primera temporada, se tocan temas como la porosidad de la frontera, la corrupción transnacional, el impacto del crimen en las comunidades locales y la compleja relación entre México y Estados Unidos.
Si bien el proyecto se centra en la acción y el suspenso de la “cacería”, no elude la oportunidad de explorar las motivaciones de los fugitivos, a menudo revelando historias personales que humanizan, y a veces complican, la figura del villano. Del mismo modo, profundiza en las razones que impulsan a los “hunters” a asumir estos riesgos, desde la necesidad económica hasta un sentido pervertido de la justicia.
Con una mezcla de eventos caóticos, el folclor nacional, el choque de culturas que conviven en los límites territoriales y la constante en intereses personales que mueve a sus involucrados de ambos bandos, desde lo particular hasta causas mucho más grandes como la creación de un proyecto conocido en la trama como “La Nueva Tijuana”, esta historia es un espejo que refleja las complejidades de un mundo globalizado donde las fronteras son cada vez más difusas, y la justicia a menudo encuentra caminos inesperados para manifestarse. Con personajes moralmente grises y una ambientación vibrante, se consolida como una propuesta imperdible para quienes buscan un thriller que no teme explorar las sombras y los matices de la condición humana. Es una cacería, sí, pero también una reflexión sobre quiénes somos cuando nadie nos ve y en quien nos convertimos buscando algo que llamamos “justicia”, aunque no represente lo mismo para todos. “Los Gringo Hunters” se encuentra ya disponible en plataformas y todos los amantes del género policiaco podrán encontrar un proyecto que envuelve y cuestiona mucho de lo que creemos.
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