Comienza el juicio de Dominique Pélicot, el “monstruo de Aviñón”

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Por: Paul Cabrera

Acusado de drogar y ofrecer a su esposa para violaciones sistemáticas durante una década

En Aviñón, Francia, un juicio que ha conmocionado al país. Dominique Pélicot, un hombre de 71 años, se enfrenta a la justicia junto a otros 50 acusados, todos señalados por participar en la violación sistemática de Gisèle Pélicot, esposa del principal acusado. Durante casi una década, Gisèle fue drogada con ansiolíticos por su marido y ofrecida a desconocidos para que la agredieran sexualmente en su propia cama, sin que ella tuviera conocimiento de lo que sucedía.

Una fachada de normalidad rota por el horror

Dominique Pélicot, considerado hasta entonces un padre y esposo ejemplar, ocultaba una vida secreta y perturbadora. Casado con Gisèle desde 1971 y padre de tres hijos, su imagen pública era la de un hombre de familia respetable. Sin embargo, esta fachada comenzó a desmoronarse en 2020, cuando fue sorprendido filmando a mujeres en un supermercado. La investigación policial que siguió a este incidente reveló una verdad escalofriante: Pélicot había estado drogando a su esposa, convirtiéndola en un “objeto sexual” para decenas de hombres que había contactado a través de una página web de intercambios libertinos.

La policía encontró en su computadora cientos de fotos y vídeos que documentaban los abusos sufridos por Gisèle, quien permanecía inconsciente y sin recuerdos de las violaciones. Entre los 51 acusados, cuyas edades varían entre los 26 y 74 años, hay desde obreros y camioneros hasta un periodista, un enfermero y un guardia de prisiones. Algunos de ellos han declarado que creían que la situación era consensuada entre la pareja, mientras otros han preferido guardar silencio.

La víctima, Gisèle Pélicot, ahora de 72 años, se enfrenta por primera vez a la realidad de los abusos que sufrió durante años. Aunque no recuerda los eventos, su cuerpo y mente llevan las cicatrices. Ha sido diagnosticada con múltiples enfermedades de transmisión sexual y sufre de un fuerte estrés postraumático. “Me da asco, me siento sucia, mancillada, traicionada. Es un tsunami, es como si me hubiera atropellado un tren de alta velocidad”, declaró a la agencia AFP.

El juicio se espera dure cuatro meses, no solo busca esclarecer la culpabilidad de Dominique Pélicot y sus cómplices, sino que también pone al descubierto la monstruosidad que puede esconderse tras la apariencia de una vida normal. Pélicot, quien ha admitido sentir “placer” al ver a su esposa abusada, no presenta ninguna patología mental que justifique sus actos, según los expertos.

Francia sigue de cerca este juicio, que ha sacudido la conciencia nacional y plantea preguntas inquietantes sobre el lado más oscuro de la naturaleza humana.

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