¿Cómo hace un chileno negocios en México?

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Hacer negocios en otro país es como aprender a bailar con una nueva pareja: aunque la música sea parecida, los pasos, los tiempos y hasta los gestos cambian. Eso pasa con Chile y México. Compartimos el idioma y muchas afinidades culturales, pero al momento de hacer negocios, las diferencias son notables.

En los últimos años he tenido la oportunidad de acompañar a varios emprendedores chilenos interesados en expandirse a México, y si bien encuentran una tierra fértil para crecer, también se enfrentan a un terreno lleno de matices. Aquí les comparto algunas recomendaciones —basadas en la experiencia— para lograr un soft landing empresarial exitoso en México:

1. México no es uno solo

Cuando se dice que México es un país de contrastes, no es un cliché. En temas de negocios hay varios «Méxicos»: el norte industrial y directo, el centro formal y estratégico, y el sur relajado y comunitario. Conocer esta diversidad geográfica y cultural es vital para adaptar tu estrategia.

2. La Ciudad de México lo mueve (casi) todo

Aunque hay polos de desarrollo importantes como Monterrey, Guadalajara o Tijuana, la CDMX sigue concentrando poder político, económico y mediático. Tener presencia o contactos ahí facilita enormemente cualquier operación nacional.

3. La desigualdad sí importa

Las diferencias entre regiones, no solo son visibles, también impactan en precios, logística, servicios, talento y expectativas de negocio. Lo que funciona en la colonia Roma de CDMX quizá no funcione igual en Chiapas o en un pueblo de Sonora.

4. Las relaciones personales abren puertas

Más que un buen currículum o presentación, lo que realmente abre puertas en México es una buena recomendación. La referencia personal tiene un peso enorme. Aquí los negocios son, ante todo, entre personas.

5. Confianza antes que contratos

El empresario mexicano, especialmente el no corporativo, busca generar confianza antes de hablar de cifras. Es común que las primeras reuniones parezcan más sociales que ejecutivas. No lo tomes como pérdida de tiempo: es parte del proceso.

6. El WhatsApp es el nuevo correo

Olvídate del correo electrónico como principal canal de comunicación. El WhatsApp domina la conversación empresarial informal. Es ágil, directo y se espera respuesta rápida. Si no lo usas, te quedas fuera del radar.

7. Aquí nadie te dice que no… pero tampoco te dicen que sí

Una de las particularidades culturales más desconcertantes para los chilenos: el mexicano suele evitar decir «no» de manera directa. Si no están interesados, simplemente no vuelven a llamarte o te darán largas. Hay que aprender a leer esos silencios.

8. La corrupción: presente, pero poco visible

Aunque se habla poco del tema, sigue siendo una realidad en algunos sectores. No es algo con lo que debas negociar, pero sí estar alerta. Contar con asesores locales confiables es indispensable.

9. La puntualidad es un asunto relativo

En México la puntualidad es flexible, pero —paradójicamente— se espera que tú sí seas puntual. Las reuniones pueden empezar tarde, pero llegar tarde sin avisar puede leerse como falta de respeto.

10. Los tratos se cierran comiendo

Las comidas y cenas son espacios clave para cerrar acuerdos. A veces más que una presentación de PowerPoint, lo que importa es una buena conversación frente a un plato de tacos o mole. Ahí se siente el «clic» que detona el negocio.

11. La familia también es parte del negocio

Preguntar por la familia o compartir algo personal ayuda a construir lazos. En México, lo humano y lo profesional se entrelazan con naturalidad. Interesarte genuinamente en la persona con la que estás negociando abre caminos.

12. Cuidado con los modismos

Algunos términos chilenos pueden generar confusión o ser malinterpretados. Por ejemplo:

  • «Cancelar una factura» aquí significa eliminarla, no pagarla.
  • «¿No es cierto?» puede sonar condescendiente.
  • «Huevón», que en Chile es casi un apodo amistoso, en México es un insulto.

13. Hay admiración por Chile

La buena noticia es que México tiene una percepción positiva de Chile. Se admira su orden, su institucionalidad y su cultura emprendedora. Aprovecha esa reputación: es una ventaja que puede abrirte muchas puertas.

Pista final:

Llegar a México con humildad, curiosidad y apertura cultural es más importante que cualquier manual. La clave está en entender primero, adaptar después y construir relaciones genuinas. Porque aquí, como en la vida, los negocios se hacen con personas… y con corazón.

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