Construcción de paz en tiempos de polarización

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En un mundo marcado por tensiones crecientes, discursos radicalizados y divisiones ideológicas cada vez más profundas, la construcción de paz en nuestro estado y en nuestro país se vuelve no sólo importante, sino urgente. Ya no se trata de un ideal lejano reservado para conflictos armados o regiones en guerra, sino de una práctica cotidiana necesaria en nuestras calles, colonias, universidades, hogares y empresas.

La polarización política e ideológica ha permeado la vida diaria. Las diferencias de opinión, antes motivo de diálogo y enriquecimiento mutuo, hoy muchas veces se convierten en motivo de enfrentamiento, exclusión y ruptura en grupos de amigos, familias y empresas. Las redes sociales amplifican el conflicto y nos aíslan en burbujas que confirman lo que ya pensamos. En este contexto, la paz no es sólo la ausencia de violencia, sino la presencia activa de justicia, respeto, empatía y cooperación.

La urgencia de construir paz en las comunidades también se relaciona con las secuelas del estrés post-COVID. La pandemia dejó profundas huellas emocionales: miedo, ansiedad, pérdidas económicas y personales, aislamiento y un deterioro general de la salud mental colectiva. Estos efectos no desaparecieron con el fin de las restricciones sanitarias; por el contrario, muchas personas aún cargan con emociones no procesadas que aumentan la susceptibilidad al conflicto, la intolerancia y la desconfianza. En este contexto, fortalecer el tejido social y promover espacios de contención, escucha y colaboración se vuelve indispensable para sanar y avanzar como sociedad.

La construcción de paz no es tarea exclusiva de gobiernos, instituciones religiosas o grandes organizaciones. Es, ante todo, una responsabilidad compartida que comienza en lo local. Las comunidades, en su diversidad y complejidad, tienen el poder de convertirse en semilleros de reconciliación, diálogo y esperanza. Pero ¿por dónde empezar?

A continuación algunas recomendaciones para que todos iniciemos la construcción de paz en nuestro entorno:

1.    Fomentar el diálogo respetuoso:
Crear espacios seguros donde todas las voces puedan ser escuchadas, sin importar su postura. Escuchar con apertura no significa estar de acuerdo, sino reconocer la humanidad del otro.

2.    Educar para la empatía: Desde la infancia, es clave enseñar habilidades emocionales: ponerse en el lugar del otro, identificar emociones propias y ajenas, y actuar con compasión. La empatía es un antídoto poderoso contra el odio.

3.    Cuidar el lenguaje: Las palabras crean realidades. Evitar discursos agresivos, etiquetas, burlas o generalizaciones ayuda a reducir tensiones y abrir posibilidades de entendimiento.

4.    Fortalecer el tejido social: Promover actividades comunitarias que unan a personas de distintos orígenes: deporte, arte, servicio social o celebraciones culturales. La convivencia genera confianza y rompe estereotipos.

5.    Practicar la escucha activa y la mediación: Formar líderes comunitarios y ciudadanos con habilidades de mediación puede prevenir la escalada de conflictos y transformar desacuerdos en oportunidades de crecimiento.

Construir paz no es una utopía. Es un acto de responsabilidad, de amor al otro y a la comunidad. En tiempos de división, ser pacificador es un acto valiente que puede cambiarlo todo.

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