La noche del martes, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, sorprendió al país al declarar la ley marcial por primera vez en casi 50 años. En un mensaje televisado, Yoon justificó la medida al señalar la existencia de “fuerzas antiestatales” que amenazaban la estabilidad del gobierno y mencionó la creciente presión de Corea del Norte. Sin embargo, a medida que la situación se desarrollaba, quedó claro que la verdadera razón de la ley marcial no provenía de una amenaza externa, sino de la crisis política que enfrenta el mandatario en su propio país.
La declaración de la ley marcial se produjo en medio de una grave crisis política interna para el gobierno de Yoon Suk-yeol . Desde que asumió la presidencia en mayo de 2022, Yoon ha enfrentado un fuerte rechazo de la oposición política, lo que ha dificultado su capacidad para gobernar. El presidente, elegido como un líder conservador y con una postura firme hacia Corea del Norte, se encontró con un panorama político adverso después de la aplastante derrota electoral de su partido en las elecciones generales de abril de este año. La oposición ha ganado terreno y ha logrado frenar diversas iniciativas del presidente, incluyendo reformas clave y proyectos de ley que Yoon consideraba prioritarios.
El presidente, ante la creciente presión, optó por una medida radical: la ley marcial. En su discurso, argumentó que la medida era necesaria para “aplastar a las fuerzas antiestatales” y garantizar el orden. La declaración puso temporalmente al ejército a cargo, desplegando tropas en el Parlamento y en puntos clave de la capital. En un primer momento, esta drástica acción fue interpretada como una respuesta a la amenaza de Corea del Norte, que ha intensificado sus pruebas militares. Sin embargo, la verdadera motivación parecía estar relacionada con la lucha interna por el poder y la incapacidad de Yoon Suk-yeol para manejar la oposición dentro del propio país.
La respuesta a la ley marcial fue inmediata y contundente. Miles de surcoreanos se agruparon frente al Parlamento para protestar contra la medida, mientras los legisladores de la oposición se apresuraban a convocar una votación para invalidar la ley marcial. A pesar de la fuerte presencia militar y policial, los manifestantes continuaron desafiando la orden, y el Parlamento rápidamente convocó una sesión para votar en contra de la medida. A las pocas horas, la ley marcial fue rechazada por los legisladores, lo que provocó que Yoon Suk-yeol aceptara la derrota y levantara la medida.
La crisis interna que llevó a Yoon Suk-yeol a declarar la ley marcial no es nueva. Desde su elección, el presidente ha sido objeto de constantes críticas, incluyendo varios escándalos de corrupción, uno de los cuales involucró a su esposa aceptando un lujoso regalo. Estos escándalos, junto con su caída en los índices de aprobación, que rondan el 17%, han socavado su liderazgo y dejado su gobierno en una posición precaria. La medida extrema de la ley marcial puede interpretarse como un intento desesperado de Yoon Suk-yeol por mantener el control ante la creciente presión política y la falta de apoyo en el Parlamento.
El episodio de la ley marcial no solo ha puesto en peligro la estabilidad política de Yoon, sino que también ha planteado interrogantes sobre el futuro de la democracia en Corea del Sur. El país, que ha sido un modelo de democracia y prosperidad en Asia, se enfrenta a su mayor desafío en décadas. A pesar de que la ley marcial fue revocada rápidamente, la crisis política persiste, y muchos expertos señalan que la medida de Yoon Suk-yeol podría tener efectos duraderos sobre su reputación y sobre la imagen de Corea del Sur como una democracia moderna.
Crédito: El Imparcial