
Recientemente tuve el privilegio de participar, como expresidente de CANIRAC, en el evento de apertura oficial de la temporada del chile en nogada en Puebla. Más allá de un platillo, este ícono gastronómico es una poderosa expresión de lo que somos como sociedad: una mezcla de historia, tradición, sabor y comunidad.
El chile en nogada es identidad. Su origen, ligado a los festejos por la independencia y a la creatividad de las monjas agustinas en el siglo XIX, representa el mestizaje que nos define como mexicanos. Cada ingrediente —el chile poblano, la carne, la fruta, la nogada, el perejil y la granada— cuenta una parte de nuestra historia y habla del corazón agrícola de nuestra región.
Pero también es motor económico. La temporada de chiles en nogada —que va de julio a septiembre— genera una derrama significativa para Puebla. Agricultores, cocineras tradicionales, restauranteros, meseros, artesanos y comerciantes participan en esta cadena de valor. No es exagerado decir que este platillo, por sí solo, reactiva la economía local en muchos niveles. En una buena temporada, algunos restaurantes venden cientos o miles de platillos, lo que representa empleo, ingresos y orgullo.
Y, sobre todo, el chile en nogada es unión. Es común ver familias enteras reunidas en la cocina, pelando nuez, desgranando granadas y preparando con esmero cada capa del platillo. También es una excusa perfecta para encontrarnos con amigos y seres queridos en torno a una mesa. En los restaurantes, el ambiente cambia: se vuelve más festivo, más cálido. Se comparten historias y se refuerzan vínculos.
Como emprendedores, no podemos perder de vista el poder del alimento como generador de identidad, como vínculo emocional y como oportunidad de desarrollo económico. En un mundo cada vez más impersonal, estos símbolos nos devuelven a lo esencial. Nos recuerdan que, como dice el dicho, somos lo que comemos.
Cuidar nuestras tradiciones, impulsarlas y compartirlas también es una forma de emprender. Porque emprender no es solo crear algo nuevo, también es honrar lo valioso y hacerlo sostenible.