El desconocido tesoro en Brasil que busca ser Patrimonio Mundial

Las Cavernas Del Peruaçu, Un Desconocido Tesoro En Brasil Que Busca Ser Patrimonio Mundial

El Parque Nacional de las Cavernas del Peruaçu de Brasil, candidato a Patrimonio Mundial Natural de la Unesco en la reunión de este organismo que comienza el domingo, es un espectacular laberinto de cuevas con pinturas rupestres que, pese a su valor, es escasamente visitado por los turistas.

Reconocido como área protegida desde 1999, el parque comprende una superficie de 564 kilómetros cuadrados de bosque bajo atravesados por un río, en una región recóndita del estado de Minas Gerais, en el sureste de Brasil.

Los orígenes del nombre Peruaçu están rodeados de misterio, aunque las autoridades de conservación atribuyen el término a los indígenas xacriabás que viven allí desde el siglo XVI y en cuyo idioma ‘peru’ significa agujero o grieta y ‘açu’, grande’.

Así, la ‘grieta grande’ alberga casi 500 cavidades, entre las cuales destaca la Caverna do Janelão (ventanal, en portugués), llamada así por tener alturas superiores a los 100 metros y porque a ella se accede por una apertura grandiosa en la pared de un desfiladero.

En esta cueva, el visitante puede admirar, además, la que se considera como la mayor estalactita del mundo, que mide 28 metros y es conocida popularmente como la ‘Pierna de la bailarina’ por su esbeltez.

Otros de los tesoros del parque nacional son las paredes cubiertas de pinturas prehistóricas de diferentes pigmentos, desde el amarillo al negro.

Una de ellas, ubicada en la entrada de una caverna, muestra un complejo despliegue de formas geométricas y de plantas que los arqueólogos han identificado con la mandioca, uno de los alimentos tradicionales de los pueblos indígenas de Brasil desde la prehistoria.

Las pinturas de la gruta Caboclo, por su parte, contienen dibujos de seres humanos pintados de negro y con brazos y piernas flexionados.

Las cuevas son accesibles a pie, gracias a la extensa red de caminos con las que cuenta el parque y para los cuales se recomienda ir acompañado de un guía local.

Parte del parque natural se solapa con una reserva indígena en la que todavía habitan unos 12.000 indígenas de la etnia Xacriabá.

Con la doble protección del Gobierno brasileño y de la Unesco, la minería y la extracción de madera ilegales serán “extremadamente difíciles”, afirmó el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, durante la presentación de la candidatura en diciembre del año pasado.

En esa misma audiencia, el cacique João Batista dos Santos declaró su apoyo al reconocimiento por la Unesco, pero pidió agilidad para la demarcación de otras tierras indígenas.

“No nos oponemos a que sea Patrimonio de la Humanidad, pero también tenemos que ser patrimonio de la vida”, afirmó.

Pese a su importancia geológica e histórica, las Cavernas del Peruaçu son el segundo parque natural menos visitado de Brasil, con tan solo 14.600 turistas en 2024, según datos oficiales.

En comparación, la sierra de Tijuca, que rodea a Río de Janeiro y es coronada por el Cristo Redentor, y las cascadas de Iguazú, los dos parques más populares del país, recibieron 4,6 millones y dos millones de turistas, respectivamente.

La escasez de visitas se debe, en parte, al difícil acceso, ya que el aeropuerto más cercano es el de la ciudad de Montes Claros, a unos 200 kilómetros del parque natural y con una lista limitada de vuelos nacionales.

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