El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, presidió este sábado una ceremonia de conmemoración al fallecido presidente del país Ebrahim Raisí en Teherán, y enfatizó que la masiva participación de los iraníes en los actos fúnebres de los últimos días son una muestra de apoyo a la República Islámica.
“Raisí se basó en las consignas de la revolución y en las palabras del Imam (Ruholah Jomeini, fundador de la República Islámica) desde el principio, cuando comenzó a hacer campaña para las elecciones, y el mundo entero lo conocía como el presidente de la revolución”, afirmó Jameneí en su discurso ante cientos de personas, entre ellas, autoridades políticas y militares del país, presentes en el ‘Hoseinie de Imam Jomeini’, en el sur de Teherán, informó la agencia IRNA.
“Los magníficos funerales demostraron que la nación iraní está viva”, sostuvo Jameneí al hacer referencia a la masiva participación de los iraníes en los actos fúnebres de Raisí y sus siete acompañantes que murieron en el accidente de helicóptero, el domingo.
Así rechazó las “propagandas y afirmaciones de los enemigos de que el pueblo se ha alejado de la República Islámica”.
“Este incidente, ante los ojos del mundo y en la práctica, demostró el apego y la lealtad de la nación iraní al presidente y los que materializan las consignas de la revolución”, aseveró el líder iraní durante el acto de conmemoración a la que también asistieron una docena de embajadores y representantes de países extranjeros.
En Irán las concentraciones públicas tienen una gran importancia política y social ya que fueron uno de los factores decisivos en la victoria de la Revolución Islámica en 1979.
Irán enterró el jueves a su fallecido presidente ultraconservador en un importante mausoleo religioso de la ciudad de Mashad, en el tercer día de masivos funerales que contaron con una recepción a la que asistieron delegaciones de unos 60 países.
Raisí había llegado a la presidencia de Irán en 2021, al ganar las elecciones que contaron con un 48 % de participación, la menor en unos comicios presidenciales en la historia de la República Islámica.
Durante su mandato se intensificó la represión contra críticos, activistas y periodistas, y en especial contra las mujeres por la falta de uso del velo, lo que provocó las mayores protestas contra la República Islámica en años y que se saldaron con 500 muertos.