El ministro de Defensa israelí aprueba reclutar a ultraortodoxos a partir de agosto

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El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, aprobó este martes el envío de órdenes de reclutamiento a judíos ultraortodoxos (haredim) a partir del mes de agosto, tras el fallo del Tribunal Supremo que obliga al Ejército a integrar a este segmento de la población en sus filas.
El asunto ha causado una airada respuesta de la población haredi, que teme que al mandar a sus jóvenes al Ejército pierdan sus costumbres y tradiciones ultrarreligiosas y abandonen su comunidad.
En un comunicado, el Ministerio de Defensa de Israel detalló que Gallant aprobó las órdenes tras mantener una reunión con el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y con varios altos cargos militares.
Gallant “también concluyó que a lo largo del mes que viene se lanzará una campaña de información dirigida a la población ultraortodoxa, haciendo accesibles las vías de servicio adaptadas a los ultraortodoxos”, aseveró el ministerio.
El comunicado no especifica cuántos de los aproximadamente 63.000 jóvenes haredim en edad militar recibirán órdenes de reclutamiento, pero las fuerzas armadas israelíes ya han avisado de que para el año 2024 solo podrían reclutar a 3.000.
Esto es porque los judíos ultraortodoxos tienen requisitos especiales en áreas como la dieta o la convivencia con mujeres, y el Ejército tendría que acomodar a los nuevos reclutas en batallones especiales.
Desde la fundación del Estado de Israel, en 1948, los jóvenes que estudian a tiempo completo en una escuela talmúdica (yeshivá) están exentos de realizar el servicio militar que es obligatorio para gran parte de la sociedad israelí (los árabes israelíes también están exentos).
La exención, que había sido prorrogada a través de disposiciones especiales hasta hace unos meses, ha sido siempre motivo de controversia, y más aún tras el comienzo de la guerra en Gaza y la escalada de tensión en la frontera con el Líbano, que han llevado al Ejército al borde de una crisis de personal.
Hace dos semanas, el Supremo decidió que “no existe base legal para excluir a los hombres ultraortodoxos del reclutamiento” y que si no sirven en el Ejército tampoco deben recibir subvenciones educativas y de asistencia social financiadas con fondos públicos.
Como forma de atajar la situación -o, al menos, de ganar algo de tiempo- el Gobierno israelí, liderado por Benjamín Netanyahu, propuso recuperar un proyecto de ley introducido en una legislatura anterior que rebajaría la edad -de 26 a 21 años- a la que los judíos ultraortodoxos deben estar inscritos en una yeshivá para evitar el servicio militar, lo que les permitiría integrarse en el mercado laboral.
Al mismo tiempo, la norma establecería objetivos muy laxos de reclutamiento de ultraortodoxos y penalizaciones a las escuelas religiosas que no cumplieran con las cuotas.
El proyecto se encuentra ahora mismo en un comité, cuyo responsable ya ha avisado de que no se aprobará sin consenso con la oposición.
Su exigencia acarrea el potencial de provocar una crisis de Gobierno, ya que Netanyahu depende para gobernar del apoyo de los dos partidos ultraortodoxos (Shas y Judaísmo Unido de la Torá), que se oponen firmemente a cualquier integración forzosa de los estudiantes religiosos en el Ejército.

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