La cúpula del Partido Comunista de China expulsó este jueves de la formación al exministro de Defensa Li Shangfu, destituido el año pasado sin explicaciones y al que ahora se acusa de delitos de corrupción.
Li ha sido apartado por “serias violaciones de la disciplina del partido y de la ley” y también perderá su escaño en la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), decidió hoy el Buró Político del Comité Central del PCCh, según la agencia oficial Xinhua.
El anuncio llega después de un año de hermetismo del Gobierno chino sobre este tema, ya que aunque la destitución de Li como ministro se anunció en octubre pasado, el dirigente ya llevaba entonces más de dos meses sin aparecer en público, lo que motivó abundantes especulaciones.
El PCCh reveló hoy que se abrió una investigación sobre Li el 31 de agosto del año pasado, un proceso en el que se ha concluido que el exministro “violó la disciplina política” al buscar “beneficios mediante acuerdos personales para él mismo y para terceros”.
“Abusó de sus cargos para lograr beneficios para otros, aceptando a cambio grandes sumas de dinero y bienes valiosos y también se ha averiguado que ofreció dinero a otros para obtener beneficios”.
Por ello, se le acusa tanto de aceptar sobornos como de ofrecerlos, además de “contaminar gravemente el entorno político del sector del equipamiento del Ejército y la ética de importantes industrias”.
“Sus violaciones de la disciplina y la Ley han causado un enorme daño a la causa del partido, al desarrollo de la defensa nacional y las fuerzas armadas y a la imagen de los altos cargos”, según la máxima dirigencia del PCCh.
La expulsión, que se suma a la de otros nueve generales en los últimos meses, se oficializará durante el tercer plenario del Comité Central del PCCh a mediados de julio.
Los órganos fiscales del Ejército serán los encargados del proceso de Li, quien también fue expulsado de las filas castrenses y perdió su grado de general.
Hace una semana el presidente chino, Xi Jinping, exigió al Ejército Popular de Liberación (EPL) “lealtad absoluta” al PCCh y enfatizó durante una reunión de trabajo que “no puede haber lugar para la corrupción”.
“Debemos dejar claro que las armas deben estar siempre en manos de quienes sean leales al Partido, en quienes se pueda confiar. Y debemos dejar claro que no hay lugar para ningún elemento corrupto en el Ejército”, dijo Xi en un acto en la provincia noroccidental de Shaanxi.
El PCCh castigó el año pasado a 610.000 funcionarios, una cifra récord que apuntala la perenne campaña contra la corrupción de Xi, quien afianzó su poder al frente del país durante el XX Congreso que celebró la formación en 2022.
Xi pidió el año pasado “redoblar” la lucha contra la corrupción que, según el mandatario, ha cosechado “una victoria abrumadora”, si bien auguró más castigos porque “la situación es todavía grave”.
La campaña actual apunta a sectores tan variopintos como el financiero, tabacalero y el farmacéutico, entre otros, y sigue a la emprendida en 2012, que vino acompañada de un aumento de la represión, la censura y las sospechas de que las acusaciones formaban parte de una estratagema para acabar con los críticos.