
Rose Girone, considerada la sobreviviente del Holocausto más longeva del mundo, falleció a los 113 años en un hogar de ancianos en Long Island, Estados Unidos. Su historia estuvo marcada por la persecución nazi y la resiliencia.
Nacida en 1912 en Yanov, Polonia, se trasladó a Hamburgo con su familia. En 1938, se casó con Julius Manheim y se mudó a Breslavia, donde vivió la violencia de la Kristallnacht. Un año después, su esposo fue arrestado y enviado al campo de concentración de Buchenwald.
Tras pagar un rescate, la familia logró huir a Shanghái, que acogió a miles de refugiados judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, Girone se dedicó al tejido, un oficio que más tarde convirtió en su profesión.
En 1947, emigró a Estados Unidos y abrió dos tiendas de tejido en Queens, donde se convirtió en un miembro querido de la comunidad. En sus últimos años, vivió en un centro de cuidados en North Bellmore.
Le sobreviven su hija Reha Bennicasa y su nieta Gina. Según su familia, Girone siempre atribuyó su longevidad al chocolate negro y a mantener un propósito en la vida.