
Autoridades de la ciudad de Atlanta (Georgia, EE.UU.) inauguraron este martes un controvertido centro de entrenamiento policial, que generó masivas protestas y condujo a la muerte en 2023 de un ambientalista a manos de la Policía, que buscaba dispersar a los manifestantes.
Tras más de cuatro años de construcción y polémica, este martes abrió oficialmente sus puertas el Centro de Capacitación en Seguridad Pública de Atlanta, bautizado por sus críticos como ‘Cop City’.
La ceremonia de inauguración fue encabezada por el gobernador de Georgia, el republicano Brian P. Kemp, y el alcalde de Atlanta, el demócrata Andre Dickens.
“¡Este es el último recordatorio de lo que logramos cuando trabajamos juntos para mantener seguros a los trabajadores georgianos!”, dijo Kemp en la ceremonia.
Con una inversión de 115 millones de dólares, el enorme centro cuenta con una réplica de una ciudad y una torre de rescate de seis pisos que, según las autoridades, les permitirá practicar la respuesta ante crisis y emergencias.
La construcción del centro en un terreno de 70 hectáreas de bosque en el suroeste de Atlanta generó una serie de manifestaciones de amplia gama que señalaban preocupaciones como la militarización policial descontrolada y la tala de bosques en tiempos de crisis climática.
Las protestas se intensificaron cuando un manifestante, el venezolano Manuel Esteban Páez Terán, fue asesinado a tiros por la Policía durante una redada en el campamento ocupado como forma de protesta para detener la construcción en enero de 2023.
Seis balas de los policías alcanzaron a Páez Terán, de acuerdo con la autopsia oficial. Las autoridades afirman que el manifestante disparó primero contra un policía estatal, y este respondió.
En un informe de octubre de 2023, los investigadores aseguraron que los agentes “no actuaron con ninguna intención criminal” debido a las circunstancias y dijeron que “no era factible” que los agentes emitieran una advertencia antes de disparar, ya que el sospechoso representaba un peligro.
Las conclusiones del informe contradicen los resultados de una autopsia independiente, realizada a petición de la familia, que reveló que ambas manos del joven tenían “heridas de salida de bala en las palmas” y que “lo más probable es que el joven venezolano estuviera sentado, con las piernas cruzadas cuando lo mataron”.
En diciembre del año pasado la familia de Paez Terán presentó una demanda contra los oficiales que ordenaron el operativo.