
De acuerdo con El Heraldo de México: Desde hace unos poco años, en redes sociales han surgido los influencers, personas que debido a su contenido, se han vuelto muy famosos en plataformas como Instagram, TikTok o Facebook, los cuales cuentan con miles de seguidores de todo el mundo que disfrutan de sus publicaciones.
Sin embargo, algunos intentan usar este “poder” de llegar a varias personas para conseguir beneficios exclusivos, como comidas, viajes o productos gratis, a cambio de promocionar la marca o empresa que guste cumplir con sus peticiones.
En esta ocasión, causó sensación la propuesta de un supuesto influencer busca obtener un departamento en la ciudad de Querétaro. La historia comenzó a circular en redes sociales, donde usuarios compartieron capturas de pantalla de una conversación entre un joven creador de contenido y una empresa del sector inmobiliario.
En el intercambio, el influencer, cuya identidad no ha sido revelada, se presenta con una lista de seguidores: más de 100 mil en Instagram, cerca de 50 mil en TikTok, 20 mil en Facebook y alrededor de 500 visualizaciones diarias en sus historias de WhatsApp.
Con esta carta de presentación, el joven planteó una solicitud insólita: un departamento pequeño o un dúplex en Querétaro que, en lugar de pagarse con dinero o crédito hipotecario, sería compensado con “dos historias al día” en todas sus redes sociales durante el tiempo que dure un crédito de vivienda. Incluso sugirió que el acuerdo podría formalizarse ante notario para otorgarle validez legal.
La oferta, lejos de ser considerada seria, desató una ola de comentarios sarcásticos. Frases como “¿30 años publicando historias todos los días?” o “Hasta aquí se escuchan las tripas del hambre” fueron algunas de las reacciones más compartidas por internautas que vieron en la petición una muestra de oportunismo y desconexión con la realidad del mercado.
El episodio puso nuevamente sobre la mesa la discusión acerca de los llamados “intercambios” o colaboraciones que algunos influencers buscan establecer con negocios de distintos giros. Mientras que en restaurantes, hoteles o gimnasios esta práctica ha encontrado espacios para prosperar, la propuesta de aplicarla en el sector inmobiliario resultó, para muchos, descabellada.
La inmobiliaria involucrada no emitió respuesta pública, pero la viralización del caso bastó para convertirlo en tendencia local y alimentar la conversación nacional sobre la relación entre la economía tradicional y la economía digital.