La doctora Cristina Lara Ochoa, investigadora adscrita al Centro de Detección Biomolecular de la BUAP, estudia los mecanismos de regulación del microorganismo con el fin de identificar aquellos reguladores negativos, así como el mecanismo de acción que apaga o reprime sus factores de virulencia. La investigación pretende obtener algún compuesto alternativo para tratar diarreas causadas por esta bacteria.
Al igual que otros patógenos bacterianos, Escherichia coli enteropatógena (EPEC) tiene la capacidad de detectar el ambiente en el que se encuentra para expresar una serie de moléculas o estructuras llamadas factores de virulencia que utiliza para inducir daño en el hospedero.
Una vez en el ser humano, después de pasar por el estómago y alojarse en el intestino delgado, produce factores de virulencia, como flagelos que permiten su desplazamiento, fimbrias o pelos que emergen de la bacteria y le sirven para unirse a las células intestinales, y sistemas de secreción para inyectar diversas proteínas dentro de la célula del hospedero.
En conjunto, estos factores de virulencia sólo son expresados cuando EPEC se encuentra dentro del organismo que lo hospeda, en consecuencia, inducen daño y desarrollo de la diarrea, principalmente en niños.
La investigadora de la BUAP señaló que este microbio presente en agua y alimentos contaminados no genera síntomas en adultos, pero sí afecta considerablemente a niñas y niños alterando las microvellosidades de su epitelio intestinal. Además de diarrea, fiebre y vómito, les provoca disminución de la absorción de nutrientes generando desnutrición, un grave problema para su desarrollo en esta etapa de la vida.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud cada año se registran mil 700 millones de casos de diarreas infecciosas en menores de cinco años; en 2021 este padecimiento provocó la muerte de 440 mil infantes.