La inminente celebración de la fiesta hindú del Kumbh Mela, que se espera congregue a 450 millones de personas en las próximas seis semanas, ha provocado una saturación del sistema de transporte en el norte de la India. Trenes abarrotados, precios de vuelos disparados y miles de autobuses desplegados son la imagen de la masiva movilización de peregrinos hacia la ciudad de Prayagraj.
En vísperas de la inauguración oficial, ya se observan las primeras aglomeraciones, un fenómeno habitual en cada edición de este festival hindú.
Se prevé que más de 450 millones de personas visiten Prayagraj entre el 13 de enero y el 26 de febrero, convirtiendo al Kumbh Mela en la mayor congregación humana de la historia moderna. Esta afluencia sin precedentes ha exigido un despliegue extraordinario de recursos de transporte.
El gobierno del estado de Uttar Pradesh, donde se ubica Prayagraj, ha dispuesto más de 7.000 autobuses para facilitar el traslado de los fieles desde diversas regiones hasta la confluencia de los ríos sagrados Ganges, Yamuna y el mítico Sarasvati.
Según la mitología hindú, un baño en estas aguas durante el Kumbh Mela purifica los pecados, libera del ciclo de reencarnaciones (samsara) y acerca a la liberación espiritual (moksha).
Los trenes, uno de los medios de transporte preferidos por los peregrinos, se encuentran saturados. Las reservas para viajar a Prayagraj desde ciudades importantes como Nueva Delhi o Bombay se agotaron semanas antes del inicio del festival, sin disponibilidad hasta al menos el 19 de enero.
El transporte aéreo tampoco escapa a la alta demanda. Si bien varias aerolíneas han incrementado sus frecuencias hacia Prayagraj, los precios de los vuelos se han disparado, llegando a duplicar su costo habitual para esta época del año, alcanzando alrededor de 160 dólares, pese a un aumento de significativo del número y la frecuencia de vuelos.
El Kumbh Mela observa mañana y el martes dos de sus seis fechas para sumergirse en las aguas sagradas, considerados más auspiciosos para los peregrinos.
Entre las llegadas más destacadas se encuentran las de los “akharas” (instituciones que funcionan como monasterios para ascetas y santos), que arriban acompañados de bandas de música, carrozas y, en algunos casos, animales como caballos, dromedarios e incluso elefantes, lo que genera gran expectación.