Kurdistán y la revolución como modo de vida

Azize Asian ofrece una radiografía de las revueltas kurdas como movimientos emancipadores que destierran el racismo, el capitalismo y el patriarcado imperantes en Oriente Medio.

En su libro y tesis doctoral, Economía anticapitalista en Rojava. Economías alternativas y procesos de emancipación social desde Kurdistán y Medio Oriente (Cátedra Jorge Alonso, 2021), la Dra. Azize Asian explora a detalle las prácticas revolucionarias de una región marcada por el colonialismo y el patriarcado y que es su lugar de nacimiento. Académicas de la Ibero Puebla compartieron reflexiones adyacentes durante la visita de la autora a la Casa de Estudios.

“Es un libro sobre el racismo y cómo organizarse frente a las injusticias del Estado”, explicó Marcela Ibarra Mateos, directora del Laboratorio de Innovación Económica y Social (LAINES) de la Ibero Puebla. En sus páginas se recogen testimonios de autonomía bajo una lógica de confederalismo democrático.

La transformación social de la zona nace de la mano del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK). El grupo político de corte leninista sentó las bases para la ruptura con la idea de Estado-nación, con lo que se planteó la posibilidad de establecer sociedades anticapitalistas, en donde las mujeres sean libres del yugo patriarcal. El testimonio de Rojava (Siria), aseguró la académica, puede empatizar con cualquier pueblo que haya sido colonizado.

Ibarra Mateos aseguró que las prácticas sociales no solo son formas de construir modelos económicos más justos, sino que son movimientos sociales que transforman la vida en comunidad. La economía social, redondeó, se construye en el contexto de las personas que la practican: el pueblo en su conjunto tiene voz en la toma de decisiones.

El movimiento kurdo “afirma que las mujeres regresen a una economía organizada con ellas como sujetos de decisión”, comentó la académica de la Universidad Jesuita. A través de instancias como el Comité de Economía de las Mujeres, se han generado espacios que hacen frente a los machismos. Los kurdos hicieron del cuestionamiento al poder patriarcal su horizonte hacia la emancipación

La autora cuestiona la revolución como concepto, mismo que se convierte en una lucha antagónica por la vida. “Vivir bajo el capitalismo ha significado violencia, masacre y muerte”, relató Nydia Reyes Rodríguez, profesora de la Maestría en Gestión de Empresas de Economía Social de la Ibero Puebla. La diversidad de las movilizaciones kurdas encuentra símiles con movimientos internacionales como el zapatismo en tanto que busca construir nuevos mundos.

Reyes Rodríguez destacó la suspicacia hacia los principios marxistas de lucha de clases: los líderes del movimiento de Asia Menor se inclinan más hacia una pugna entre la sociedad y el Estado. “Las asambleas populares y las comunes son lo que hace que no se institucionalicen los procesos autonómicos. La asamblea se convierte también en movimiento social de resistencia”.

Pensar una nueva forma de hacer economía es una acción política. El libro no solo plantea la posibilidad de un modelo anticapitalista, sino que introduce conceptos históricamente marginados en las teorías económicas. “El conocimiento es un producto de varones”, denunció Azize Asian. Las posturas reivindicadas por las mujeres de su pueblo observan la acción económica como la organización de la vida.

La investigadora originaria de la región kurda ocupada por Turquía señaló que las economías sociales no nacen desde cero: son relaciones sociales que han sido invisibilizadas por el modelo dominante. En Kurdistán, las organizaciones buscan expulsar las fuerzas monopólicas para confederar diferentes espacios para la vida en colectivo.

En su tiempo en Latinoamérica, Asian conoció las formas en que la autogestión se reduce exclusivamente a la recuperación de los espacios de producción. “Nosotros entendemos la autogestión como algo que pertenece al pueblo. Si tenemos una fábrica, los que trabajan ahí forman parte de la comuna”. Y subraya: “La comunidad nunca se queda afuera”.

Consideró fundamental democratizar la economía, lo que solo será posible, aseguró, a través de la inclusión de las mujeres como productoras de bienes y sujetos de toma de decisiones. Esto, a su vez, derivaría en una economía ecológica que construya relaciones armónicas. “Hemos caminado mucho en Kurdistán, pero queda mucho para destruir el capitalismo”.

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