Hace apenas una semana el presidente municipal electo de Puebla, José Chedraui Budib, presentó públicamente a Fernando Rosales Solís como el nuevo secretario de seguridad pública de la ciudad.
Un personaje conocido en Puebla porque fue el titular del mismo cargo, pero en el estado en 2018, con la entonces gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo.
Y porque, además, permaneció apenas un mes en el puesto, ya que tras la muerte de la mandataria panista fue removido del cargo y devuelto a la Fiscalía General del Estado (FGE), particularmente a la Fiscalía de Secuestros y Delitos de Alto Impacto.
En su lugar, fue designado el Vicealmirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez, egresado de la Heroica Escuela Naval Militar, y quien desempeñó cargos en diferentes comisiones de la Armada de México.
Lamentablemente, el oficial castrense duró muy poco en la encomienda por graves diferencias con el entonces gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien tontamente colocó en la dependencia a un grupillo de chiapanecos, encabezados por Raciel López Salazar, quienes lo único que llegaron a hacer a Puebla fue negocio.
Sin embargo, poco tiempo después la secretaria de seguridad fue renovada nuevamente debido a que se descubrió que Raciel y su pandilla utilizaban el penal de San Miguel, por ejemplo, para hacer toda clase de negocios ilícitos, apoyados por todo el personal y los mismos reclusos.
Evidentemente, la seguridad de Puebla pudo haber estado en mejores manos si Fernando Rosales hubiese permanecido en el cargo, pero por los caprichos de Barbosa todo se vino al traste, sobre todo la seguridad de los ciudadanos.
Y todo esto viene a cuenta debido a que de no ser por el mismo presidente municipal Pepe Chedraui, la seguridad de la ciudad habría vuelto a caer en manos equivocadas, ya que el grupo del Manuel Alonso García, mejor conocido como “Platino”, quería tomar la dependencia.
La intención de Manuel Alonso era colocar a Humberto Rivera García en el puesto, y él hacerla de asesor en la ciudad, desde Aguscalientes, donde es el titular de seguridad pública, cargo que asumió debido a que Porfirio Sánchez, el entonces secretario perdiera la vida luego de que se desplomara una aeronave en la que viajaba.
Afortunadamente, las recomendaciones sobre a Fernando Rosales pesaron más que la del famoso “Platino”, quien ya quería dobletear cargo o fungir al menos como un asesor a través de su alfil, un tanto desacreditado ya que sus cartas credenciales ya no son muy bien vistas en el estado.
Se dice que Alonso García se contaminó, pues tiene muchos muertos en el closet y relaciones peligrosas que ponen en duda su transparencia y honestidad como autoridad.
El nuevo secretario de seguridad de Pepe Chedraui es un viejo conocido de él y de muchos otros de sus colaboradores y próximos funcionarios, como Francisco, “Franco”, Rodríguez Álvarez, quien, en 2018, también con Martha Erika, formó parte del gobierno como titular de la Secretaría de Desarrollo Rural.
Así que parece que hay garantía en materia de seguridad en la próxima administración municipal, porque eso y los baches tiene temblando a los poblanos.
A propósito, hablando de seguridad, esta misma semana (el jueves 12 de septiembre), el gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier, va a anunciar los últimos cargos de su gabinete y dicen que entre esos viene ya el del titular del área en el estado.
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El hate y la misoginia política
Que aberrante y lamentable es tundir de improperios, insultos muy pasados de tono y expresiones agresivas que incurren más que en el “hate (odio) normal”, por decirlo de alguna forma, ya en la misoginia política.
Y lo peor es que está en todos los niveles, en todos los estratos sociales, en todos los sectores y ya muy hecho y enraizado en la política.
Empero, lo más grave es que el hate y la misoginia estén a la orden en las redes sociales, donde, por supuesto, están muchas mujeres que han ascendido y destacado en la política, un sector, aunque lo nieguen, que sigue siendo un tanto cuanto machista.
Tal vez por eso las agresiones contra las mujeres en el ámbito político sean mucho más agresiva, o al menos mucho muy vistas y aceptadas porque vaya que venden al morbo.
El caso es que uno puede estar en contra de las políticas de cualquier gobierno, o de los lineamientos de algún partido político, o incluso del cambio de estafeta en el sector, pero de eso a agredir ya con insultos por el físico, por las decisiones personales, por ser mujer, por ser bonita, por ser de algún color o raza, es muy grave.
Tal es el caso de la diputada local de Morena, Grace Palormares, quien sigue siendo tundida en redes por los bots de la oposición y de los odiadores de Morena y de las mujeres.
Sin embargo, los insultos contra Grace ya rayan en lo vulgar y caen en lo aberrante, por lo que sus detractores deberían ser más mesurados y honorables, pues no deben olvidar que todos nacimos gracias a una mujer.
Educación, buenos modales y caballerosidad, por favor, señores.
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