La Última y Nos Vamos

Fantasma

La decisión más difícil del jugador de futbol es dejar de serlo. Saberle decir adiós a tiempo para evitar la deshonra, la burla, los  memes es extremadamente complicado. El antídoto es el sentido común, que suele ser el menos común de todos los sentidos.

La inmensa mayoría de jugadores no logra tener un adiós digno,  acorde a la brillantes de su carrera. El cerebro y el corazón están relativamente cerca, pero al momento de las decisiones relevantes suele romperse toda comunicación y toman caminos opuestos.

El cerebro le dice al cuerpo del  jugador que pare, que ya es suficiente, que ya no le alcanza. El corazón le dirá que es mentira, que tiene muchas hazañas por cumplir, que los que lo critican es por envidia y cuando el ego se suma al dictado de corazón el cerebro de futbolista se queda solo, en el limbo.

EL FUTBOL  Y EL CIRCO

Cuando eso sucede la mayoría de las estrellas en el ocaso terminan siendo las versiones futbolísticas de la “mujer barbuda” o “el niño tortuga” que presentaban los circos de pueblo que se atiborraban de público que por morbo acudía a ver esos “espectáculos”.

En el caso de los jugadores, el público acude a verlos comprando boleto de nostalgia, de tiempos idos, porque en su momento no pudieron verlos en plenitud por diversos motivos. Y una parte del público estará ahí atento a cualquier “limosna” futbolística que pueda presentarse, un túnel, un disparo que se queda cerca y si tiene mucha suerte un gol que hará que haya valido el boleto.

Pero también habrá la contraparte, los antis que irán a hacer escarnio de su presente, de los tiempos idos, que recriminaran y se burlaran de la jugada que ya no puede realizar por falta de piernas, de las fallas que se presentan cuando el físico y el tiempo cobran facturas. Los humillaran en redes a él y a los suyos, la  turba furiosa compartirá cual trofeo los memes del héroe caído.

EL SUFRIMIENTO DE LA FAMILIA

Para el jugador no es tan complicado, ni tan doloroso como lo es para sus familiares más cercanos que sufrirán los bochornos en silencio incapaces muchas veces de decirle al jugador amado que ya pare, que es suficiente porque cuando lo han hecho terminan siendo recriminados, incluso abandonados.

Entonces de manera paciente y en una muestra de amor se sientan a esperar ocultando las lágrimas, la furia por las burlas de la gente rezando que finalmente llegue el momento y el jugador se decida a decir ¡basta! Es un proceso largo y doloroso, del que pocos se atreven a hablar y reconocer. Un proceso que pudo haberse evitado de haber tenido autocritica, el sentido común.

En los tiempos que no existía el internet ni las redes sociales, las familias y el entorno cercano de los jugadores en el ocaso sufrían mucho menos que ahora. En el pasado con no acudir al estadio evitaban el escarnio popular, hoy es imposible para las nuevas generaciones permanecer alejadas de los inseparables celulares y sus redes.

Pocos, muy pocos pudieron evitarlo. Pelé terminó en “la talacha” norteamericana con el Cosmos, Messi lo hace ahora con el Inter de Miami, antes lo hizo Hugo Sánchez, con el Celaya y en Austria, Rafa Márquez en Italia, la lista es interminable, aunque los motivos pueden ser diversos; en algunos casos el motivo fue por ego, en otros por asegurar el futuro económico de su familia lo que es más que entendible.

LA PAJA EN OJO AJENO…

Hablar desde las barreras es tan simple como fácil. Hace unos días, en una entrevista con David Faitelson, el “divo de Tepito” Cuauhtémoc Blanco, recomendó a Javier Hernández hacerle como en los barrios populares y aventar los zapatos de futbol hacia los cables de la luz en señal de retirada.

Por supuesto que no le falta razón, pues entre sus publicaciones en redes sociales y su abominable presente futbolístico el otrora, bien amado “chicharito”, se ha hecho de millones de detractores. Una rudeza innecesaria para el círculo cercano del tapatío que siguen sufriendo en silencio la furiosa embestida de las crueles redes sociales.

Eso que recomienda bien Cuauhtémoc, fue incapaz de hacerlo en su etapa final como jugador activo ya que termino siendo “el niño tortuga” puebleando y “talacheando” en la liga de ascenso con Veracruz, Dorados, Irapuato y Lobos BUAP entre otros donde acumulo más kilos que goles.

EL ADIOS COMO “EL TIGRE”

Pero estás y otras voces hicieron que gente muy, pero muy cercana a Javier Hernández se atrevieran a expresarle su sentir aun con el riesgo de que pudiera retirarles la palabra. Palabras más palabras menos y de cara al clásico le han pedido emulara al inolvidable “Tigre” Sepúlveda.

¿A qué se estarían refiriendo? A que, si se diera la ocasión, si los planetas se alinearan y “el chicharito” tuviera una gran actuación o anotará un gol en este o el próximo clásico y  las chivas ganaran, sería el momento ideal para dejar la playera de sus amadas chivas en la cancha -como lo hizo un día “el tigre” diciéndole adiós al futbol y agradeciéndole a los aficionados el amor que le han dispensado.

¿Qué les parece esta idea? En lo personal, me pareció una idea maravillosa. ¿se atreverá Javier de escucharla y tomarla como suya llevándola a cabo? Primero tendrían que darse esas circunstancias y entorno lo cual no es nada sencillo por los momentos futbolísticos de los acérrimos rivales. Uno pelea el liderato, otro no es último de la tabla solo por la diferencia de goles.

¿Sucederá o el ego seguirá pesando más que la realidad? Interesante….“Sé que di lo mejor de mi y recibí lo mejor de muchos”  Voltaire

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