“Lady Lazarus” (Dama Lázaro) de la poeta norteamericana Sylvia Plath, es reconocido como uno de los poemas más influyentes en la poesía confesional del siglo 20. Publicado póstumamente en la antología de poemas Ariel, “Lady Lazarus” es un poema que demuestra no solamente en talento de Plath, si no la situación emocional en la que se encontraba hacia los últimos años de su vida, antes de cometer suicidio a los 30. La influencia de Plath a lo largo de la historia de la literatura moderna se ve reflejada en su presencia en la cultura popular, así como en el éxito comercial de su única novela, The Bell Jar (La Campana de Cristal). Plath es recordada como una de las poetas más prestigiosas de su época, por la creación de piezas con imágenes desgarradoras, así como una elevada y cuidada dicción. En la mayoría de sus piezas, Plath analiza su posición en la sociedad como mujer artista, así como sus relaciones personales con su madre, padre y esposo, el poeta británico Ted Hughes.
La poesía de Plath es catalogada como confesional dado que sus poemas parecen ser una refracción de su vida personal de una manera bastante directa, como es en el caso de “Lady Lazarus”: donde Plath detalla su relación con los varios intentos de suicidio que tuvo a lo largo de su vida, “Y yo una mujer que sonríe. / Tengo sólo treinta años. / Y como gato he de morir nueve veces” (Plath). El poema sigue una narrativa que discute temas como la permanencia del cuerpo, el género, la subyugación violenta de las mujeres por parte de los hombres, así como su relación con la muerte como un arte, algo a lo que se tiene que regresar eventualmente. La relación de Plath con el tiempo se ve expresada en el poema a través de los mencionados intentos de suicidio, así como el estado de su cuerpo a consecuencia de esto: “Para ojear mis cicatrices, y otra / para escucharme el corazón– / de verdad sigue latiendo” (Plath). Asimismo la muerte es descrita como algo cotidiano, algo que trae satisfacción: “Morir / es un arte, como cualquier cosa. Yo lo hago excepcionalmente bien. / Lo hago para sentirme hasta las heces./ Lo ejecuto para sentirlo real./ Podemos decir que poseo el don” (Plath).
Sin embargo, una crítica que siempre le es aunada al trabajo de Plath es la idea que la poesía confesional es el equivalente a tener un diario: a compartir demasiado de la vida personal de uno mismo e intentar hacerlo poético a través del lenguaje. Más, Plath logra reconciliar la idea de la poesía extremadamente cruda y cercana a lo personal, y el distanciamiento artístico que es necesario por parte del poeta a través de la creación de la “voz poética” o la “persona poética”. La idea de la “voz poética” nace a través de la teoría literaria que explica que un poema no es necesariamente el poeta hablando de lo que siente, lo que le ocurre, y lo que quiere textualmente transmitir. Si no que, para lograr crear una pieza artística, es necesario tener cierta distancia entre los sentimientos que provocan la pieza, y la pieza como tal. El trabajo de Plath es un reflejo directo de esta separación: ya que a pesar de ser íntimamente personal, los poemas de Plath emplean una voz que se distancia del sufrimiento caótico de los eventos del poema, y lo describe elocuentemente en un lenguaje meticulosamente elegido, en estructuras consistentes, y de una manera que cualquier lector puede verse reflejado en las imágenes creadas en este.
“Yo soy vuestra obra maestra, / su pieza de valor, / la bebé de oro puro” (Plath)
Bibliografía:
PoetryAlquimia. 11 poemas de Sylvia Plath. Poiesis/ποίησις. https://poetryalquimia.org/2017/10/27/5-poemas-de-silvia-plath/