
Plagadas de destrucción y con casi toda su población todavía desplazada tras la guerra con Israel, las aldeas fronterizas de la línea cero acudieron este sábado a las urnas en ubicaciones alternativas, en lo que consideran un mensaje de resiliencia dirigido al país vecino.
Varios cientos de miles de libaneses estaban llamados a votar este sábado en las elecciones municipales en el sur del país, las primeras desde que la guerra con Israel devastara buena parte de la región.
En alrededor de la mitad de estas castigadas áreas, los alcaldes y consejos municipales salieron electos directamente sin oposición, mientras que la población de las restantes tuvo que desplazarse este sábado a otras zonas del sur para poder depositar sus papeletas, a veces a muchos kilómetros de distancia.
Varias de ellas votaron en la capital provincial, Nabatieh, como es el caso de Blida, una aldea en plena divisoria donde el 90 % de los edificios están devastados y otros tanto de sus vecinos aún permanecen desplazados, explicó a EFE su candidato a alcalde por el Partido Comunista, “camarada” Hussain Farhad.
“Hubiese sido bonito que las elecciones tuvieran lugar en nuestra aldea, pero no hay seguridad debido a la entidad de al lado nuestro (Israel), ese es el principal problema. Si no hubiera destrucción, también habría ayudado”, explicó el aspirante, él mismo afectado “económicamente” por el conflicto.
Frente al colegio asignado al electorado de Blida en Nabatieh, la votante Aida Ali Ibrahim explica que es una de las pocas que ha vuelto a la aldea, pese a que su casa quedó “fuertemente” dañada por la ofensiva israelí, y a lo “doloroso” de ver las calles y comercios “todos destruidos”.
Este sábado, ha recorrido más de 40 kilómetros para ejercer su “derecho” a voto, pese a la “monstruosidad israelí” que sufrieron el pasado año y a haber tenido que vagar de un punto a otro durante el desplazamiento forzado a causa de la violencia.
“La guerra no fue fácil para nosotros, pero pese a esta destrucción y dolor volvimos, seguiremos y vinimos hoy a ejercer nuestro derecho democrático. Por nuestras convicciones personales, tanto humanas como nacionales, de que esta es mi tierra y suelo, estos son preciados”, dijo a EFE.
“En los últimos dos días, los ataques israelíes que tenían como objetivo asustarnos no nos impidieron venir y votar, porque es nuestro derecho hacerlo como ciudadanos libaneses”, agregó, después de que el jueves por la noche tuviera lugar una ola de bombardeos interpretada como un intento de obstaculizar los comicios.
Otra votante ha llegado hasta Nabatieh desde los suburbios de Beirut, a más de hora y media por carretera, pues está empadronada en Blida, de donde es oriunda.
Con una chapa del partido chií Hizbulá sobre el pecho como única pista sobre a quién ha ido su papeleta, la joven explica que su casa de verano en Blida quedó destruida por los ataques israelíes, pero asegura que aunque se la tiren al suelo “cien veces”, ellos la reconstruirán “ciento una”.
“Hoy es muy importante para mostrar al enemigo que no importa lo que haga, seguiremos y participaremos en las elecciones para reconstruir nuestras aldeas que fueron devastadas. Especialmente nosotros, en la línea cero, estamos mostrándoles que nada nos hará retractarnos de nuestra decisión de resistir”, apuntó.
“Sea resistencia votando en las urnas o en los frentes”, zanjó la electora, que prefirió mantener el anonimato.
Sarah Ali Mousa también procede de las áreas fronterizas y también le ha tocado votar en Nabatieh, pero en su caso con una dificultad adicional que impedía celebrar comicios en su aldea natal.
La participante en los comicios es de Kfar Kila, una de las cinco áreas del Líbano donde las tropas israelíes permanecen desplegadas meses después de expirar el plazo establecido para su retirada en virtud del acuerdo de alto el fuego acordado entre las partes hace ya medio año.
Según relata a EFE, su pueblo fue destruido “completamente” por los soldados israelíes, su propia casa están en el suelo, su primo murió durante la guerra y su familia se ve forzada a vivir en Nabatieh todavía en la actualidad.
“Como mujer de Kfar Kila, llamo al presidente (Joseph Aoun), quiero regresar a mi pueblo. La ocupación está viviendo en ella (mi casa) mientras nos decís que implementemos la resolución 1701” del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la anterior guerra de 2006, demanda.
“En estas elecciones municipales, no estamos eligiendo aleatoriamente, es una decisión de resistir”, concluyó.